miércoles, 13 de febrero de 2019

Tema 2. Marginalidad Urbana
Sesión 11. "Marginalidad avanzada": síntoma de la ciudad post-industrial

Si bien las codiciones de vida precarias de las poblaciones empobrecidas han sido una constante a partir de la urbanización del siglo XIX, es claro que el proceso de "desindustrialización" ha significado cambios profundos en la vida urbana. La economía urbana basada en el sector terciario, la precarización masiva del empleo, las mayores expectativas creadas por el consumo son elementos caracterizan a las ciudades contemporáneas. La noción de "marginalidad avanzada" propuesta por Wacquant hace referencia precisamente a las formas de concentración espacial de las poblaciones más fuertemente golpeadas por el déficit crónico de empleo y la retirada del Estado de Bienestar. El objetivo de la sesión es "leer" las formas en que el paisaje urbano a su manera revela este entramado de procesos complejos. Como ejemplo la imaden de desolación urbana se corresopnde a las fábricas abandonadas que se convierten en lugares para la venta y consumo de estupefacientes, y sintomáticamente coinciden dos anuncios publicitarios, uno como paradigma de la sociedad de consumo y de la desregulación del mercado, el otro como evidencia de la retirada del Estado en la política de salud pública concerniente a las drogas.

14 comentarios:

  1. La metrópolis es también el lugar de la decadencia urbana: el desempleo, las dificultades sociales y las tensiones étnicas son factores que provocan violencia colectiva. Los guetos representan una amenaza al “modelo de integración” y al orden público republicano. Wacquant (2017) compara la zona del cinturón negro de Chicago y el cinturón rojo de Paris, la periferia obrera francesa y el gueto afroamericano son dos constelaciones socio espaciales claramente diferentes, son legados de historias urbanas y de modos de “selección” de poblaciones, cuyas realidades de pobreza extrema y decadencia social en medio de las ciudades del Primer Mundo se pueden denominar “marginalidad avanzada”. El autor plantea que es necesario diagnosticar y obtener medios para trazar nuevos caminos de intervención pública que puedan redireccionar las fuerzan estructurales que generan la marginalidad. Además, destaca seis rasgos de marginalidad avanzada que permiten realizar un análisis de mayor profundidad: el asalariado como vector de la inestabilidad y de la inseguridad sociales, la desconexión funcional de las tendencias macroeconómicas, la fijación y estigmatización territoriales, la alienación espacial y la disolución del “lugar”, la pérdida de un país interno y la fragmentación social y estallido simbólico o la génesis inacabada del “precariado”. Estas propiedades tienen sus especificidades en cada país, diferentes contextos urbanos históricos y políticos. Para el autor, es urgente desarrollar una teoría sociológica que aborde la modernidad capitalista en el estudio de las transformaciones urbanas.
    Bourgois (2010), con un estudio de caso, ejemplifica la vida en las zonas marginales. Describe un fragmento de la vida de Ray, Félix, Primo y otros actores, miembros de una empresa dedicada a la venta de crack camuflada como una galería de video juegos en Harlem. En el relato se despliegan relaciones de parentesco, compadrazgo y amistad, se exponen jerarquías, relaciones laborales, dinámicas de vida cotidiana y lógicas de manejo del dinero.
    ¿En qué sentidos la invulnerabilidad de las redes de narcotráfico tiene relación con la realidad de las zonas marginales de la ciudad? ¿De qué maneras pueden, las personas que habitan los barrios marginales integrarse a la vida social de la ciudad?

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    1. Me parece que la relación está marcada por la organización de la que son capaces las zonas marginales.Las zonas de toma por ejemplo son claro ejemplo de organización social. Al igual que estas redes, son capaces de generar estructuras organizativas que alcanzan objetivos planeados como el surtimiento de servicios básicos o manejo de desechos. A su vez esa organización asume la seguridad interna y la dirección del asentamiento.
      Otro factor común es esta idea de avanzar o superarse en el sistema bajo el que la ciudad se desenvuelve sigue siendo una expectativa positiva, tanto el habitante de la zona marginal como el comerciante de crack (Como el relatado en el texto de (Bourgois) aspira a un trabajo bien remunerado y a una vida relativamente "decente".
      Me parece que la integración a la vida social pasa por infraestructura, acceso a servicios, movilidad y equipamiento educativo, de salud y cultural. Una vez solventadas estas necesidades básicas tienen la posibilidad de “avanzar”… si este está relacionado con la integración. Hubiese sido interesante comprender tu concepción de integración.
      Creo que esta idea de avanzar o superarse en el sistema bajo el que la ciudad se desenvuelve sigue siendo una expectativa positiva, tanto el habitante de la zona marginal como el comerciante de crack (Como el relatado en el texto de (Bourgois) aspira a un trabajo bien remunerado y a una vida relativamente "decente".

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    2. Voy a responder a la segunda pregunta de Andrea, con el mismo planteamiento que hace Wacquant, el cual ve como solución a la marginalidad que el Estado invierta la riqueza pública por medio de un subsidio que no sólo permita al habitante de la marginalidad subsistir sino también participar de la vida social (con todo lo que esto implicaría). A mí particularmente me llama la atención que Wacquant rompe el paradigma de que la solución a la marginalidad es el empleo, dice que toca ir más allá del “paradigma del mercado”, y realmente sí me hace reflexionar porque el primer pensamiento que uno tiene cuando piensa en enfrentar la marginalidad es el aumento de empleo, sin embargo el autor explica que actualmente no se garantiza por medio de un empleo formal poder satisfacer las necesidades humanas. El problema va mucha más allá de la tenencia de un trabajo formal, porque la misma tenencia de empleo en muchos casos es reproductor de la marginalidad, por eso mismo dice que urge la necesidad de la inversión Estatal. Con este postulado de Wacquant a mí me queda la duda de hasta qué punto la marginalidad se ha desbordado de las zonas marginadas y realmente es una situación que afecta a la mayor parte de la clase obrera, porque finalmente el salario no sólo no es una solución para salir de la marginalidad, sino que tampoco es una solución para el obrero promedio que gana un salario básico, por ejemplo vemos en América Latina que las personas que gana un salario mínimo establecido por la ley, así vivan en un barrio de clase media (baja), generalmente deben buscar otras fuentes de ingreso paralelas a su trabajo para poder subsistir, entonces respecto a la solución que propone Wacquant, a mí me queda la duda sobre cuáles son las fronteras de lo que podemos llamar marginal.

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    3. Bourgois, al relatarnos los avatares en la vida de Primo y toda la logística que operaba en relación al negocio del crack, nos da cuenta de una red jerárquica, controlada y de asignación de roles que era importante para mantener este negocio. Negocio en el que Primo admitía manipular la adicción de sus trabajadores y sacar ventaja de ella (P. 11). En este sentido, la realidad en las zonas marginales se ve poderosamente influenciada y gobernada por estos actores que desarrollan poder económico y social. Un lugar en el que acudir a la policía por ayuda podría ser una sentencia de muerte, os habitantes de estos sectores tienen que acostumbrarse a vivir en medio de estar circunstancias. Entre las personas involucradas en el expendio del crack, el autor nos muestra el generalizado rechazo que sienten por las condiciones de trabajo en la economía convencional, en el que no encuentran ningún disfrute (P. 122).
      En tales circunstancias, los habitantes, transformados en una categoría “negativamente privilegiada” se encuentran atrapados dentro de una figura social destinada a la marginalidad, como nos lo muestra Wacquant en las referencias que realiza sobre el cinturón negro de Chicago o el cinturón rojo de París. Ambos, desarrollados en las periferias no solo físicas sino sociales, donde los actores permanecen en situación de exclusión. La única forma que estos tienen de salir de tales circunstancias es evitar ser relacionados con el espacio en el que se desarrollan estas figuras de la marginalidad: insistir que no se es parte del barrio y que solo se está “de paso” por el mismo.
      Podríamos pensar que, tal y como lo plantea Bourgois, el problema tendría solución si las personas se insertaran en el plano laboral tradicional. En este punto, Wacquant nos permite ver que tal no es la solución verdadera: nos muestra cómo el trabajador asalariado que habita dichos espacios también sufre los procesos de marginación y nos muestra mediante seis puntos que distinguen al régimen de marginalidad, que muchos de ellos sufren de explotación laboral: bajos sueldos, horarios extenuantes, el aumento del desempleo en la población joven, la estigmatización territorial que afecta a todos, el ataque de depredadores callejeros, y por último, en caso de perder su empleo, terminan realizando trabajos en negro, que no contribuirán a sacarlos de la precariedad (P. 282).
      Wacquant plantea la idea de que, para buscar sacar a estas personas de su marginalidad, lo importante es ir “más allá del empleo” y salirse del mercado que lo sostiene (P. 291). Para esto, propone reducir la oferta de “trabajo formal” y buscar estrategias que permitan a las familias en este estado reproducir su riqueza y movilizarse. En este sentido, sería como lo que nos presenta Bourgois cuando habla de las capacidades de personajes como Primo o Ray, pero dirigidos a negocios que no busquen el deterioro social de su espacio sino enriquecerlo.

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    4. La primera pregunta resulta muy pertinente en tanto aborda el bien publicitado vínculo entre el comercio de las drogas ilícitas y la marginalidad. No obstante, es necesario pasar del sentido común y los estereotipos mediáticos que han construido a ‘las drogas’ como la fuente de todos los males y gran enemigo de la sociedad. En este sentido, y siguiendo a Philippe Bourgois, propongo llevar nuestra mirada hacía la guerra contra las drogas, las desigualdades raciales y de clase y tomar esos elementos del sentido común como objetos de reflexión más que como base de la misma.

      Es necesario preguntar por qué a pesar de haber fracasado una y otra vez, se siguen usando las estrategias más costosas, tanto en términos sociales como económicas, para ‘luchar contra las drogas’: el encarcelamiento masivo, expansión del complejo carcelario, políticas de ‘mano dura’ y ‘cero tolerancia’ (sustentadas en la teoría de las ventanas rotas que vimos hace ocho días sin la menor crítica).

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    5. Analizar la invulnerabilidad de las redes de narcotráfico en relación con las zonas marginales de la ciudad, asumiéndolas como escenarios de la marginalidad avanzada, como la propone Wacquant (2017), nos lleva a resaltar una de las aclaraciones que las tareas que el autor propone para las ciencias sociales, a partir de su análisis y del momento actual. Dicha tarea consiste en “establecer que cada una de (las) seis propiedades se especifica en diferentes países y/o diversos tipos de contextos urbanos, en función de la historia y política de la cual la ciudad y sus divisiones son el escenario y el producto.” (Wacquant 2017, 287)

      De la misma manera que el contexto de la banlieue francesa y el guetto en Estados Unidos, tienen diferencias como la del énfasis en lo étnico y racial, así como en la relación de estos espacios con el Estado y sus políticas de bienestar y seguridad; también es importante revisar la particularidad del mercado del narcotráfico en otros países, cuyo rol en este mercado global tiene otras implicaciones. En el caso de Colombia, país que históricamente había sido productor en el marco de esta cadena, recientemente se ha dado un crecimiento del consumo de drogas, lo cual cambia las relaciones en los niveles global, nacional y local.

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  2. En sus dos obras, Wacquant (2012, 2017) habla de los pobres, de las personas de la calle. En Merodeando las calles hace explícita una postura no solo teórica, sino política. Wacquant (2012) cuestiona algunas obras etnográficas, las cuales participan de una tendencia en la investigación estadounidense: la construcción de un Estado neoliberal que maneja punitivamente a los pobres.
    En las obras mencionadas, se efectúa una heroización de la “gente de la calle”. Según Wacquant, este proceder no hace más que reemplazar un estereotipo por otro. Se separan los pobres “buenos” de los “malos” y se insiste que los “buenos” son como nosotros. Lo más grave es que estas narrativas no cuestionan la desposesión material y la exclusión racial. Dichos trabajos terminan por adoptar una postura moralista que deja la solución de estos problemas en manos de la autoayuda y la acción empresarial.
    Los condenados de la ciudad, por su parte, parte de este llamado al uso de teoría y a la crítica social para analizar la emergencia de un fenómeno social: la marginalidad avanzada. Wacquant (2017) comienza observando una agudización de entre la opulencia y la pobreza tanto en Estados Unidos como en Europa. El fenómeno en cuestión no es el mismo en Europa y en Estados Unidos. Sin embargo, a ambos lados del Atlántico va emergiendo un nuevo régimen de marginalidad avanzada.
    Este régimen tiene seis propiedades distintivas: a) el trabajo asalariado queda vinculado a la fragmentación y precariedad social, b) la desconexión entre la marginalidad y las tendencias económicas, c) la identificación y estigmatización de “espacios penalizados”, d) la disolución de los lugares y su transformación en meros espacios, e) la pérdida de un hinterland que amortigüe las dificultades económicas, f) una tendencia doble a la precarización y desproletarización entre los citadinos pobres.
    A partir de estos, surgen algunas interrogantes: ¿acaso la emergencia de la marginalidad avanzada puede ser situada en la década de los años setenta (al menos en el contexto norteamericano), con la derrota del keynesianismo y del Estado de bienestar y con la aparición del neoliberalismo? Asimismo, ¿las propiedades de esta marginalidad avanzada son reversibles en el corto plazo?

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    1. En la lectura Los condenados de la Ciudad. Gueto, periferias y estado, de Wacquant, el autor nos habla de una marginalidad urbana más decadente en dos casos, tanto para el cinturón negro en Chicago, como para el cinturón rojo en Paris. Los modelos foristas antes estudiados, donde la homogeneidad del gueto y la prevalencia por la subsistencia de las personas y la comunidad que la forma, queda empequeñecido, debido a un estigmatismo de carácter territorial que podría ser una forma de segregación étnica-espacial. También es importante el planteamiento del autor, al describirnos como los “lugares” y los “espacios”, cambian su connotación, volviendo los primeros con un carácter positivo y el segundo con una visión llena de negatividad.
      Es interesante contraponer los conceptos y la propuesta de caracterización presentada por Wacquant, para diagnosticar a los marginados, y contraponerlos a las anteriores lecturas, y ver como los lazos sociales, las dinámicas, y el sentido de arraigo con el territorio auto producido, se contraponen a un sentimiento de estos lugares que dista en crear un lazo con el territorio, negando e incluso despreciando el entorno de habitar, vistos en el punto 3: Fijación y estigmatización territoriales; 4) la alienación espacial y la disolución del “lugar”, 5 ) perdida de un país interno y 6) Fragmentación social o estallido simbólico.
      Otra de las cuestiones interesantes y que pongo a discusión es como la precariato, se convierte en un sistema creador y reproductor de pobreza, que no encuentra más salida para el autor que el acompañamiento del estado con: “La institucionalización del derecho del ciudadano a la subsistencia y al bienestar fuera del yugo del mercado podría muy bien ser la Bastilla del nuevo milenio.” Con la idea un estipendio universal de vida, separándolo del trabajo, no creo es la solución para tratar o revertir la marginalidad, para mí la solución que planeta el autor viene cargado de la episteme del capitalismo, y tratar de solucionar un mal con el mismo veneno solo crearía más veneno. Quizás las respuestas están dadas en el texto, si miramos que los problemas giran en torno al trabajo, al ingreso, a la educación, a la etnia, al territorio estigmatizado.

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  3. En las ciudades las tensiones étnicas, la delincuencia, la violencia, etc. la realidad social desde muchos espacios (estatales, sociales, académicos) ha sido presentadas por medio del adorno cultural, exaltando ciertos valores que no son propios de la zona y ocultando otras practicas y fenómenos sociales. La teoría como forma de aproximación para entender la realidad social, permite entender que la marginalidad (avanzada) como Louis Wacquant indica es que ciertos grupos sociales quedan por fuera del mercado, del sector formal de la economía y por tanto sus condiciones de exclusión social están sujetas a una fuerza estructural que les impide movilidad social. Y así no por medio de generalidades se puede llegar a conocer el objeto de estudio, que dejar por fuera categorías analíticas como poder, estado, clase son los errores de la etnografía sexy que en muchos casos se ha desarrollado. Esa inclusión precaria que los marginales tienen por medio de políticas públicas que se orienta a la redistribución del ingreso nacional para así asegurar un mínimo de igualdad y justicia social o simplemente en base al impulso de la tolerancia social a la marginalidad, son mecanismos estatales por los cuales los marginales se verían integrados a la vida social de la ciudad.

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  4. Pensando de qué manera se expresa en el paisaje esta marginalidad avanzada de la que nos habla Wacquant, Bourgois Philippe nos habla acerca de las dificultades que tuvo para ingresar al mundo del crack y cómo su corporalidad era leída en clave racial, clasista y sexual por los diferentes personajes del barrio. Esta red de significados, estereotipos y estigmatizaciones, de las cuales no habla también Wacquant, y en sesiones anteriores Sennet, delinean el paisaje y enuncian las fronteras, personas posibles y reglas de los distintos lugares de la ciudad.
    Ahora bien, Wacquant expone en su trabajo Los condenados de la ciudad (2017) que el origen de la marginalidad avanzada es, además del estigma racial, étnico y religioso, el estigma de la pobreza, de la inviabilidad, la retirada del Estado, la flexibilización e informalización de los trabajos, la ausencia de garantía de bienestar mínimo, y la especulación inmobiliaria. Y suma, tanto aquí, como en el trabajo del 2012 la responsabilidad del trabajo académico poco crítico y ahistórico que reproduce estereotipos y fundamenta intervenciones contradictorias del Estado.

    Frente a la creciente crisis económica en Argentina se pueden observar procesos de sindicalización de trabajos informales, como por ejemplo los cartoneros, así como también procesos de reorganización barrial e interbarrial en torno a trabajos como la separación de residuos. A su vez estos procesos se articulan con la reivindicación de valores culturales de cada comunidad migrante (interprovincial o internacional de frontera), la construcción de huertos colectivos y la instalación de bachilleratos populares.

    Estos procesos de empoderamiento provienen de articulaciones diversas entre barrios y organizaciones políticas independientes o pertenecientes a partidos particulares, y se dirigen con reclamos y exigencias al Estado que por sí mismo no articularía.

    Si bien la experiencia de gueto norteamericano tal como describen Wacquant y Bourgois no aparece, las villas miseria y barrios pobres de nuestras ciudades sí sufren de la estigmatización constante y de las políticas de desalojo y criminalización (con abuso de autoridad) por parte del Estado, sumado a las redes de trata y narcotráfico que se articulan con instancias oscuras del Estado y el negocio inmobiliario.

    Cómo se traduce espacialmente la marginalidad que carga la migración compulsiva venezolana?
    Es posible plantear desde la academia proyectos de investigación que no solo produzcan conocimiento crítico, con posibilidades de devolverle a la comunidad lo dado, sino también propuestas prácticas y viables que combatan la avanzada de marginalidad?

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    1. Considero que desde la academia sí existe una serie de trabajos interdisciplinrios y transdisciplinarios que se enfocan en diversos aspectos de inequidad y desigualdad social, económica, así como espacial y urbana. Pero la solución, para el caso concreto de la "marginalidad avanzada", de aquella que se coloca "delante nuestro" (como apunta Wacquant) no sólo pasa por la academia, sino que responde a un trabajo multiactoral (academia, actores polìticos y sociales, gobernantes, sociedad civil, etc.) y multinivel (entre diversos niveles de gobierno -local y nacional-). Lo dicho, sobretodo porque la marginalidad no sólo responde a factores de segregación espacial, sino también -como menciona el mismo Wacquant- al crecimiento de un economía polarizada, la precarización del empleo, la autonomización de la economía informal en las ciudades (sobretodo en áreas urbanas en decadencia), a la desocupación masiva que afecta a la clase obrera más vulnerable, y a lo cual se añade la desinversión urbana y la carencia de políticas públicas eficientes que permitan la redistribución de la riqueza y la repotenciación de las economías marginales.
      Para transformar estas realidades marginales, necesariamente se necesita voluntad polìtica a multinivel; al menos en el contexto ecuatoriano, son los alcaldes los administradores de la ciudad, pero los presupuestos (que en su mayoría responden a asignaciones directas del Gobierno Central) no siempre son bien canalizados ni planificados; un ejemplo concreto es el de Quito, donde la mayor parte del presupuesto del Municipio, que era de 1.563 millones para el 2018, fue destinado a Movilidad, dado que 864 millones se destinaron a la construcción del Metro; mientras que el presupuesto para otras áreas como saneamiento, Agua Potable, Hábitat, Seguridad Ciudadana, y otros tuvieron reducciones considerables. Evidentemente,
      detrás de estos ajustes hay motivaciones políticas muy fuertes, donde la marginalidad no tiene espacio; con esto ya se podrá imaginar el sitio que se reserva para abordar la marginalidad de los migrantes venezolanos.
      Además, existen competencias específicas tanto de los Gobiernos Autónomos Descentralizados como del Gobierno Central, a partir de donde se deben concentrar los esfuerzos para resolver los problemas que enfrenta esta "Marginalidad Avanzada". Sin duda, las investigaciones que se realizan desde la academia son importantes, pero requieren de la presencia de un Estado de Bienestar que viabilice estas propuestas que ahora se tiene desde la Antropología, los Estudios Urbanos, los estudios socioambientales, la economía, la estadística, las ciencias políticas, etc.

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  6. La marginalidad avanzada de la cual nos habla Wacquant, centrarnos en el hecho de la fragmentación social y estallido simbólico, donde la ausencia de idioma, la desregulación simbólica en la estructura social y urbana, más las tácticas públicas para “ayudarlos” ha creado más un agravio de los problemas y dilemas que se enfrentan los individuos.

    Esa fragmentación social y estallido simbólico se ve reflejado mucho en la vivencia que relata Bourgois, donde un grupo de individuos se reúnen para vender el crack ante la “escasez” de trabajo (diciendo varias veces Bourgois que varios de ellos deseaban volver al trabajo formal) muestra claramente esta aglomeración compuesta, donde solo son individuos heterogéneos entre si y definidos de manera negativa por todos los sucesos en los que conviven. Lo comparo por el hecho de que varios vendedores, antes de ser consumidores, fueron trabajadores formales que más tarde por pérdida del trabajo y ocio, más la depresión y presión, terminaron siendo adictos. “Progresando” a ser vendedores o vigilantes. Un claro ejemplo de eso es Blaise, o el mismo Primo.

    Todos estos detalles, desatan que es posible ver las seis propiedades de la marginalidad y que se deberían aplicarlas a distintos contextos urbanos. Cosa que es posible, en este caso, el contraste con Bourgois “La venta del crack .” Podemos ver la alineación espacial y la disolución del lugar, lo vemos cuando Ray decide no darle prioridad a la “sala de juegos”, cosa que hace que Primo se sienta desprotegido, tal y como se señala con Wacquant respecto a la disolución de lugar.

    Ante lo dicho, se señala que el lugar es un entramado de varios procesos complejos llevados de la marginalidad hasta una sociedad de consumo. El caso de Sala de Juegos, que posición tiene el Estado al “mitigar” el consumo de droga. Bourgois nos comenta que Primo, fue arrestado solo dos veces, y no directamente por el consumo de droga y venta masiva de crack en el lugar. A pesar de eso, ¿qué situación juega el Estado en el lugar “Sala de juegos”? ¿Sus regulaciones públicas se hicieron ver en el relato de Bourgois o solo fue mera imagen?

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    1. Yo realmente sentí que la descripción que hace Bourgois del Estado, cuyo mayor representante en el relato seria la Policía, es más la de un Estado incompetente que la de un Estado cómplice. Describe un estado con un sistema penal lleno de problemas, que por ejemplo detiene “delincuentes”, muchas veces de forma indiscriminada, solamente por mostrar resultados medibles en cifras, y deben dejarlos en libertad casi que de inmediato por las condiciones de hacinamiento en los centros de detención. Me parece que la figura del Estado en las calles de Harlem es la de un Estado derrotado, al que se le han salido de las manos todos los problemas sociales.

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