miércoles, 25 de febrero de 2015

Sesión 13. Discurso y Territorialidad.

El predominio del sector terciario en la economía urbana ha generado la transformación de la ciudad en mercancía de consumo, en este proceso se han difundido un conjunto de términos como Re-vitalización, Re-generación, Re-cualificación, urbana, para designar un complejo sistema de des-ocupación y reocupación de espacios. Una de las aristas de este proceso es la legitimidad de los desplazamientos lograda en gran medida gracias al trabajo del discurso y su manera de dar sentido a la intervención privilegiando unos intereses antes que otros.

9 comentarios:

  1. Preguntas realizadas por:
    Natalia Rivas
    Marcela Caicedo

    La confluencia de la ciudad entendida como mercancía sitúa a lo económico cultural en el centro de la agenda política urbana estableciéndose así los consensos sobre los proyectos de recualificación urbana. La triada economía-cultura-política se despliega en las estrategias de desarrollo urbano para generar espacios que den forma a la economía simbólica de la ciudad en base a la cual se forman las identidades colectivas, y se orientan los espacios públicos hacia el ocio reglamentado para el consumo de bienes. La ciudad se organiza en torno a una triada: cuerpo, espacio, clase (urbanismo estratégico).

    Adicionalmente, la visión de Honneth aporta la articulación de la lucha por el reconocimiento y los sentimientos de los sujetos, entendiendo que a cada forma de reconocimiento corresponde un tipo de autorrelación, mientras que las formas de menosprecio corresponden a la negación del reconocimiento.

    Entonces cabe preguntar:

    ¿Qué mecanismos estructurales influyen en el consenso social para que los espacios en disputa sean acaparados hacia el mercado de la economía cultural?

    ¿Cómo las dimensiones de la globalización y las lógicas del consumo inciden en la fragmentación urbana?

    Los discursos de revalorización, estetización y recuperación de los espacios patrimoniales, potenciados y reproducidos través de los medios masivos de difusión, ¿en qué medida inciden en la construcción del imaginario de una ciudad ideal y en la remarcación de las diferencias sociales?

    ¿Cómo los emprendimientos de proyectos y conjuntos habitacionales, que se hacen en alianzas entre el sector público y privado, imposibilitan la falta de recomocimiento social de los grupos subalternos?

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    Respuestas
    1. En relación a la primera y tercera pregunta, creo que no existe un consenso sobre los espacios, sino más bien se trata de acuerdos o negociaciones entre el Estado y las empresas privadas, de ahí que se omitan o se oculten las narrativas de las clases subalternas, ya que como vimos en varios ejemplos estás son vistas como transgresoras de la imagen deseada de la ciudad, y por tanto deben ser expulsadas del imaginario. De esta manera, las definiciones y re-definiciones hegemónicas de ciudad, construidas tanto por las élites como por los medios de comunicación, configura los espacios y los modos de ocupar estos espacios, más aún con el auge del turismo cultural que viene cargado de una idea de que todo puede ser museificado volviendo a lo público corporativo, generando fragmentación espacial y estratificación clasista. Los grupos subalternos no son vistos como sujetos con derecho a elegir, sino simplemente como beneficiarios de los proyectos.

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    2. Respondo la primera y tercera pregunta.
      Considero que los mecanismos que más influyen en el consenso social para que los espacios en disputa no solo sean acaparados, sino que estén en función o al servicio del mercado de la economía cultural son y los discursos de las elites políticas y económicas y los imaginaros impuestos a las clases sociales bajas sobre el tipo de ciudad ideal o necesitada “por y para todos”. Estos imaginarios dominantes, son representados en la materialidad urbana, es decir, en la restauración y recualificación de los espacios urbanos con temas culturales y de innovación. Estas imágenes de ciudad turística o de innovación, reflejan los intereses dominantes y que homogenizan los imaginarios sobre la ciudad, puesto que es una de las metas a las que deben apuntar actualmente las ciudades, para entrar en la competencia del mercado mundial de la “mejor” ciudad. Este es un discurso y un imaginario difundido y reproducido por los medios masivos de comunicación, que además es propiedad y manejado por las mismas elites.
      En este sentido, tomando la idea de espacio social de Bourdieu, las elites en la búsqueda de representar sus imaginarios sobre la ciudad en espacios específicos, desatienden otros espacios y otras problemáticas urbanas. Esto se debe a que el espacio social de este grupo tiene espacios físicos distintos a los de otros grupos, por tanto no atienden las necesidades y prioridades materiales y simbólicas de las clases bajas, porque éstas no pertenecen a su mismo espacio social.

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    3. De forma estructural se plantea el anclaje de los espacios patrimoniales como espacios dedicados a una función de exhibición dispuesta para un consumo cultural que no se limita a la contemplación sino que se extiende al consumo material, así espacio público no solo se entiende como un espacio dispuesto para el tránsito y apropiación de los ciudadanos sino un espacio articulado (en un sentido corporativo) al consumo de turistas internacionales integrándose a un mercado global, esto bajo la premisa de emular aspectos de ciudades que han alcanzado un nivel global y se han constituido como un referente universal para los sectores dominantes locales, esto junto a proyectos residenciales que materializan valores hegemónicos. Este proceso se ha caracterizado como gentrificador, la modelación y refuncionalización de estos espacios implica el desplazamiento y exclusión de cierta población. Otro aspecto de este proceso es la fragmentación de la ciudad ya que éste no es aislado, implica un discurso sobre la ciudad en forma general y particular, no solo se planifica un espacio en especifico de forma aislada, sino que se planifican las formas en que éste es visto y usado en relación a toda la ciudad, la narrativa que lo legitima manifiesta aspectos que buscan ser afirmados como su valor cultural o social que buscan integrar a una población determinado capital material y simbólico mientras que busca negar aspectos como el conflicto y remarca otros como la (in)seguridad excluyendo o invisibilizando a el resto de la población que no cuenta con el capital para acceder a éstos espacios. Un aspecto que revelaría el grado de dominación que se presenta en estos casos podría encontrarse en el grado en que los sectores excluidos reproducen las categorías y lógicas utilizadas por los sectores dominantes.

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  2. Solo una pequeña corrección. En la última pregunta por errores de tipeo hay una imprecisión. La pregunta redactada correctamente sería: ¿Cómo los emprendimientos de proyectos y conjuntos habitacionales, que se hacen en alianza entre el sector público y privado, imposibilitan el reconocimiento social de los grupos subalternos?

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  3. con respecto a la primera pregunta:
    Las alianzas estratégicas publico/privado han generado una “idea y un deseo de ciudad” generalizada. Los medios de comunicación se han constituido en uno de los mecanismos a través de los cuales se legitimiza la idea de la cuidad como mercancía. Una de las ultimas estrategias ha sido la de establecer una “marca ciudad” o “marca país”, con la herramienta visual se muestran los potenciales turísticos detrás de los cuales se encuentran una serie de intervenciones urbanísticas consideradas desde la perspectiva patrimonial y desarrollista.

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  4. Lefevbre, en la versión original del La Producción del Espacio se refiere al espacio urbano sin hacer diferencia entre lo público y lo privado, ¿por qué? Pues porque el espacio en su totalidad es tratado sobre el modelo de la empresa privada, de la propiedad privada. Desde esta perspectiva, se puede comprender porque el sistema capitalista tome a la ciudad como una mercancía más, a pesar de que la ciudad en sí misma es medio de producción y producto social. El proceso de privatización del espacio urbano es un proceso de exclusión, de amplios sectores de la población, debido a factores sociales, económicos, culturales, en el uso y disfrute de la ciudad, no está relacionado tan solo con la propiedad del espacio sino con su apropiación. La mercantilización del espacio urbano por su parte, sería un proceso a través del cual, los bienes urbanos se convierten en mercancías, primando el valor de cambio de los mismos sobre su valor de uso. La ciudad capitalista, como producto del mismo sistema es una ciudad “privada” y privatizadora. Esto tiene importantes implicaciones culturales, pues vemos como poco a poco la identidad de las ciudades se pierde, los espacios urbanos se homogenizan para poder ser funcionales a las élites transnacionales pertenecientes especialmente al sector terciario, dejando por fuera a los habitantes, prácticas y actividades que no entran en el modelo.

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  5. Dado que la triada economía, cultura y política atraviesa la temática de esta sesión trataré de abordar la mayoría de las preguntas realizadas: Uno de los mecanismos estructurales más conocidos es la UNESCO, cuya gestión es la de “orientar” a los diferentes países en la misión de ser un país desarrollado. Esta tarea la lleva a cabo mediante la “protección” de los bienes del patrimonio cultural, (ej: la declaratoria del Centro Histórico de Quito como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” (08-09-1978) y de igual manera en otros espacios de América Latina y El Caribe). A partir de estas declaratorias, estos espacios se convierten en un foco de decisiones y objeto de varias normativas a cargo de las élites económicas, como se menciona en el texto de Díaz y Lourés, quienes tratan de captar la mayor cantidad de inversión económica mediante construcciones físicas y culturales que crean imágenes o escenas de una ciudad que no existe, insistiendo en nociones de belleza, seguridad y “civilización”.

    ¿Cómo lograr estas inversiones? A través de una serie de intervenciones características de la recualificación urbana donde, valga la redundancia, la idea es mejorar la cualidad estética de la ciudad para convertirla en una mercancía. Es decir, se aplican acciones vinculadas con un tema espacial-arquitectónico, cuyo objetivo principal es incrementar el capital a través de la producción de estos espacios y su inserción en el mercado mundial. Es por esta razón, que constantemente se construyen espacios temáticos y estereotipados que carecen de planificación, de donde surge la alianza entre los sectores público y privado. Esta alianza se justifica en la retórica del desarrollo, lo cual genera una alta vulnerabilidad en los actores sociales involucrados, en la medida en que estas obras y proyectos se ejecutan desde una óptica intervencionista, etnocéntrica y modernista en la que se da prioridad a valores relacionados con beneficios económicos recaudados principalmente a través del turismo nacional y extranjero que acude a estos espacios, discriminando las diversas situaciones que vive la población propia de la zona; lo cual conlleva a su adaptación y transformación hacia esquemas y patrones de disciplinamiento que se encuentran desligados de la vida cotidiana de la población del sector.

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  6. Estamos de acurdo que existe una lógica dominante de la “imagen” de las ciudades, como espacios potenciales de mercantilización, como dice Gabriela con una de sus estrategias que es la construcción “marcas ciudad”, este proceso como indican varios de los compañeros ha sido promovido por una evidente alianza entre el sector público y el privado en el que los actores sociales que no responden a la lógica dominante del mercado quedan al margen, es decir los actores que en palabras de Honneth carecerían de reconocimiento social, los subalternos. Sin embargo, estos actores son también productores del espacio urbano, las mismas que como en el caso de la autoconstrucción no responden a la lógica mercantil la misma que viene acompañada de una lógica estética, física, moral, etc. de cómo “debería” ser una ciudad. Cabe señalar que como dice Ana no existe un consenso en las formas de producción de la ciudad, sino que existe una lógica dominante, que ejerce poder, y readecua el espacio urbano de acuerdo a determinados intereses, las supuestas “otras” lógicas no legitimadas por el poder (no globalizadas, no mercantilizadas), se encuentran en constante lucha por el reconocimiento social, que de hecho tiene la función de luchar de disputar por su permanencia, lo que desde la perspectiva de Harvey y Lefebvre sería el derecho a la ciudad, lógica bajo la cual la ciudad no tendría que ser entendida como un producto privado (como indica María Susana) del estado y las empresas, sino como un producto social diverso.

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