lunes, 22 de enero de 2018

Tema 2. Vida pública y urbanidad 

Sesión 5. Tensiones de la interacción en público

El "otro generalizado" es la máxima del pensamiento urbano  que enfatiza el anonimato como cualidad sustancial de la vida urbana. En la Metrópolis primaría al interacción entre extraños a partir de una serie de normas como el respeto al a individualidad y a la privacidad. Goffman lo ilustra muy habilmente a partir del ritual de la "desatención cortés". No obstante Delgado y otros autores acentúan una visión conflictualista de la interacción en el espacio público, pues la heterogeneidad propia de las Metrópolis no es un simple multicolor sino que implica la convivencia de sujetos diferentes y desiguales en el mismo espacio. La portada de los "rituales del caos" de Carlos Monsivais puede ilustrar esta perspectiva.



13 comentarios:

  1. Del análisis de las relaciones en el espacio público, se puede comprender que existen reglas pre-establecidas provenientes de un necesario orden social para la convivencia cotidiana en la sociedad. La reivindicación es un término considerado de gran relevancia y está definido como el derecho de un individuo a poseer, controlar o utilizar un espacio. En las áreas urbanas, el transporte público es un espacio dónde sucede constantemente interacciones entre diversos grupos de personas, en este espacio confluyen las reservas, las señales y las modalidades de infracción que menciona Goffman. Así mismo en este espacio las relaciones se basan en el anonimato permaneciendo ajenos unos con otros, en el mismo espacio y tiempo intentando ocultar y sacrificar toda información sobre cada individuo que pueda resultar improcedente.
    Por otro lado producto de la interacción en el espacio del transporte público, se generan conflictos entre los que se puede mencionar violencia, acoso, miradas ofensivas, en general se vulnera el cuerpo de las personas.

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  2. Los textos ponen en relieve la importancia de analizar el espacio social urbano como un campo de tensión permanente en el contexto de la indifirencia, el distanciamiento y la mutua aversión como parte de un complejo aparato social de relaciones sociales en público carcaterizado por la concurrencia de miembros de comunidades que ejecutan una práctica cotidiana para adoptar conductas adecuadas frente a otras personas. Para Goffman, este principio de conducta de desatencion conrtés o indiferencia de urbanidad, se entiende como un principio de reservarse para sí y evitar todo intento de socialización. Se establece de esta manera un orden social que se destaca por el extrañamiento mutuo en el tiempo y espacio de las relaciones sociales, en dode el anonimato como institución social, facilita la proliferación de estrategias de ocultación en el desarrollo de la vida de las ciudades modernas. En este sentido, la realidad de la modernidad se plantea como el escenario adecuado para comprender procesos endógenos de construcción simbólica y subjetividades que comparten unidaes sociales para entender las diferentes situaciones sociales, por tanto, ¿cuáles han sido los procesos endógenos que han configurado una praxis y una conducta social en las ciudades andinas? Muchas ciudades andinas abergaban en sus plazas y calles centrales ferias y mercados para las prácticas de intercambio y comercio, que con la imposición de ordenanzas y mecanismos de reubicación, fueron desplazados a puntos específicos de la ciudad.

    Roberto.

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  3. EL texto de Goffman nos sitúa en la compresión teórica de un fenómeno de suma cotidianidad: las relaciones formales e informales que se gestan al seno del espacio público y en profundo correlato con el espacio personal. Este estudio de comportamiento del individuo respecto a si y a los “otros” nos pone en presencia de un ritual social que independientemente de su codificación (lleva implícito compartir saberes y haceres) en pos de la “coexistencia”, trae consigo el enfrentamiento, la tensión, de una forma sutil si se quiere, pero, confrontación de partes al fin y al cabo. En ese sentido, creo que el autor comparte en su análisis el espíritu conflictual de Delgado y Monsiváis, solo que este espíritu se solapa tras una descripción analítica de prácticas naturalizadas, necesarias de ser comprendidas antes de llegar a un abordaje del tipo de los otros dos autores mucho más concentrados en el caos que atraviesa tales relaciones. Visto esto, sería interesante sumar al análisis, cómo se vuelve menos solapado este conflicto y cómo entran en crisis estos ritos corporales-subjetivos locales, específicos, en ciudades donde el contacto con otros, procedentes de experiencias culturales diferentes, va en crecimiento. Pudiéramos pensar propiamente el caso de Quito, en vínculo con oleadas migratorias, como puede ser el caso de los emigrantes cubanos, que de por si traen a la ciudad otros rituales de desenvolvimiento en el entorno público.

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  4. La heterogeneidad de la vida en la metrópolis plantea una vida social entre "extraños" que se asumen como anónimos. Sin embargo, esa "desatención cortés", como la llama Goffman, ha pasado de la no interferencia a la construcción de una ilusión de desapego que en definitiva controla los lazos y la relación social.

    Según Delgado, no existen sociedades completamente anónimas, la extrañeza nunca es completa. La vida en la metrópolis exige la desaparición de la identidad individual para construir una versión social en la que cada persona como un desconocido puede reclamar únicamente en función de lo que hace, no de lo que es. ¿Existe otra manera de relacionarnos con los demás? No somos completamente anónimos, pero tampoco somos completamente conocidos y reconocidos.

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  5. Me parece interesante, del tema que se esta tratando, una reflexión en particular que pone en relación la análisis de Goffmann y el texto de Delgado. Mientras Goffman de un lado busca un corte positivista y “Durkheimiano” a través de la definición de conductas “tipo” para describir la reinvedicacion y la infracción de espacios que sirven para poder establecer normas y reglas que ordenan y expliquen la psicología individual, y de consecuencia las practicas de apropiación y reivindicación de objetos u espacios, a partir de la proxemica de los individuos en el espacio en que se relacionan (teniendo siempre en cuenta que, como el mismo autor plantea, esto es variable y depende del contexto y de los antecedentes culturales); del otro lado Delgado ofrece una perspectiva critica, mas bien que puramente metódicas y descriptiva, de estas mismas dinámicas que llevan a una alienación de los individuos, a partir de estas practicas de apropiación/separación, plantea como estas conductas lleven los grupos sociales a entretener relaciones de “desatención cortes” como forma de decoro, siguiendo reglas no-escritas, pero si establecidas por las normas de la urbe. En ambos textos pero, lo que me resulta interesante es como se establece la relación individuo-espacio-territorio, ósea, como brindan una mirada a la conformación de espacios públicos, que no son solo “espacios de fluidez entre puntos” establecidos por urbanistas y arquitectos, sino que se conforman, a pesar del caos que los pueda caracterizar u de los procesos de individualización de las Metrópolis modernas así como Delgado nos plantea, una red de comportamientos y de reglas intrínsecas que a partir de conductas individuales y luego de grupos sociales van estableciendo la “forma” y las “dinámicas” de los espacios públicos, que varían a partir de los códigos culturales. Aunque como siempre queda una reflexión sobre la doble significación individuo-espacio: los grupos sociales desarrollan conductas que se apoderan de los espacios, los moldean y establecen “territorialidades” que caracterizan la vida en el espacio publico, pero este mismo espacio es un escenario que influye sobre la manera de percibir el territorio y su reivindicación, y de consecuencia las conductas se definen y varían, a partir de donde se encuentran determinados grupos sociales, de que culturas los caracterizan, de las normas que rigen en dichas Metrópolis, etc.

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  6. La vida cotidiana en las ciudades logran desde diferentes aristas definir el entremado de la concepcion individual de las personas, pero esta a su vez se encuentra atravesada por la particularidad que el lenguaje ofrece para una incorporación del sujeto al orden simbolico y en este caso en particular de interacción con el otro, pero de esta manera el trazo que se delimita en la interacción social engrw los sujetos da cuenta que en la vida de la ciudad existe sin duda un distanciamiento de ciertos acontecimientos que salvaguardan la condición individual y de discurso del sujeto. Por ende la estructura social que se refleja en las ciudades se e articulada por situaciones articuladas entre sí, que cooperan para su creación y la mantienen en un flujo dinámico.

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  7. Me parece interesante y útil la propuesta de Goffman para comprender los diferentes tipos de interacción de los ciudadanos en distintos lugares, grupos de personas y situaciones dentro de su cotidianidad en la que asumimos un papel específico dependiendo las características del entorno y las particularidades que requiera la interacción para caer dentro de lo “normal” como establece el autor y así mostrar únicamente lo que se espera de cada uno en ese espacio y pretender ocultar lo que estaría fuera de lugar.
    Por otra parte, concuerdo con Delgado, quien a su vez retoma a otros autores como Bourdieu y plantea que estas distintas formas de actuar, ser y estar en determinado lugar no es algo azaroso o se da por un libre albedrio de los individuos, sino que estamos influenciados por las distintas normas de convivencia social y de distinción muy marcadas en nuestras sociedades altamente desiguales. Tomando a esto cómo base la ilusión de vivir en anonimato dentro de la ciudad se debilita al comprender que todos nuestros actos, apariencia, gustos, posición, etc., comunican sobre nosotros a las demás personas y les permite generar una lectura de ese otro, a su vez lo posiciona en un lugar determinado y a un trato singular. Es así que solo cierto grupo de ciudadanos en lugares específicos podrían pasar desapercibidos dentro de lo considerado normal, pero al interactuar con otros sus diferencias rápidamente saldrían a la luz.

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  8. Más allá del anonimato y el idioma ritual existente en la vida urbana, a las que hacen alusión ambos actores, me llama la atención el cómo poder estudiar las formas elementales de la vida del urbanita en la ciudad. Aquí resalto algunos problemas y limitaciones que tiene la aplicación de la observación, principalmente en contextos y procesos urbanos. Estas cuestiones se encuentran dadas en términos de su aplicabilidad contemporánea y las implicaciones teóricas que esta conlleva. Por un lado, la sociedad urbana que se produce en el espacio público no corresponde a las condiciones pragmáticas que la antropología cultural clásica consideraba con respecto a los modelos organizacionalmente cerrados. El modelo cognitivo y operativo de las comunidades pequeñas y relativamente independientes no puede aplicarse irreflexivamente para observar el devenir concreto de la praxis humana en los espacios urbanos. Por el otro, creo que los planteamientos epistemológicos clásicos de la observación participante aplicados a la ciudad conllevan a reducir la alta complejidad de los sujetos urbanos a la hora de comprender sus acciones. El practicante de lo urbano no es un tipo ideal estable, compacto, claramente distinguido de su entorno, sino es todo lo contrario: un sujeto de múltiples especificidades al que se le conoce sólo por lo que enseña. En ese sentido, ¿de qué instrumentos metodológicos se puede valer la antropología de lo urbano para el estudio de las relaciones en público? ¿Qué abanico de herramientas usar para estudiar las pequeñas reservas de situación y egocéntricas del yo en el espacio urbano?

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  9. Las lecturas de esta sesión relacionadas con la temática de la interacción en público analizan la interrelación de los sujetos en la ciudad, por un lado el Goffman describe cada uno de los rituales que realizamos las personas en la cotidianidad, detalla toda la construcción cultural que existe en relación a los buenos modales, que modales son socialmente permitidos y que conductas son sancionadas por la propia cultura. Describe dos actividades que se construyen en la interrelación, la reivindicación y la contra reivindicación esto último es visto como lugar del infractor la víctima. En tanto que la reivindicación es una acción que puede ejercerse sobre un territorio o espacio físico o sobre el cuerpo, aquí se detiene para contextualizar la reivindicación del cuerpo en el personal, como nos sentimos cómodos con nosotros mismos, pero esa reivindicación se transforma cuando debo relacionarme con otro.
    Culturalmente se ha impuesto un sinnúmero de reglas en cada sociedad sobre este tema, sin embargo Goffman analiza este tema en Estados Unidos, el considera que los buenos modales más allá de ser una norma para vivir en sociedad, abarcan una complejidad sobre el interrelacionarse en el espacio público, desde el tema del vestirse adecuadamente según la ocasión, la clase social, la identificación de un género con el que cada persona se representa a sí misma y desde ahí cumplir con esta normativa social de identificar que ropa es la adecuada para cada ocasión; considera además que cada espacio social conlleva a que las personas determinen como cuidar su espacio corporal, es decir que maneras de relacionarse en el espacio físico pueden ser aceptadas y cuales no; esto va a depender del lugar y del momento en que esto ocurre, analiza diferentes lugares como el hacer fila en un banco, o el estar en una fiesta, o en un restaurante; cada espacio tiene sus propias reglas, a las cuales cada persona se adapta para poder sobrevivir, sin embargo hay momentos donde la convivencia puede resultar incómodo como ocurre en las escuelas públicas donde se obliga a los estudiantes a bañarse todos juntos y a enfrentar la incómoda situación de encontrarse desnudo frente a otras personas.
    En el texto de Delgado el autor analiza las relaciones en contextos urbanos como un elemento que genera una predilección por la pérdida de la identidad, la ciudad es concebida como un objeto que aniquila la identidad por la construcción de la homogeneidad en los sujetos, ante este fenómeno muchos individuos optan por mantenerse en el anonimato como una reivindicación por no perderse a sí mismo en la masa social, cada persona puede recurrir a diferentes máscaras con las cuales mostrarse ante la sociedad, sin embargo Delgado argumenta que tarde o temprano los sujetos son absorbidos por ideologías que los terminan consumiendo y encasillando en un determinado grupo social.

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  10. ¿Qué es el yo? Creo que es importante delimitar el Yo de Goffman, el guarda continuidad con su texto clásico "Presnetación de la persona" Parecería ser que acepción del Yo está muy estrechamente relacionada con el cuerpo, pero podríamos sumar también que el Yo es también una instancia gramatical, un lugar del discurso. Esta reflexió más psicológica no anula la posible acepción corporal de Goffman, puesto que el Yo se ubica en el cuerpo, pero también se marca en una línea más subjetiva en cuanto es una instancia que regula las demandass preconscientes de la vida psíquica en correspondencia con las demandas de la cultura. En ese sentido llama la atención una investigación reciente del Centro de Psicología Aplicada de PUCE con cuidadores de autos, en su mayoría hombres. La idea del recinto y del espacio personal implica en ellos una ampliación de la idea del espacio personal y del reciento en relación con la supervivencia y conservación del espacio. Es decir la calle se vuelve una extensión del cuerpo y la actividad económica vincula las delimitaciones del Yo. La reflexiónd e Goffman podría tener unos matices bastante importantes al plantear la investigación de estas formas muy particulares de organización psíquica y colectiva

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  11. Luego de hacer un repaso por las categorías clásicas de lo urbano (el anonimato, la inidentidad, el civilismo, etc.) Delgado llama la atención sobre cómo se intentan construir las nuevas acciones políticas en el espacio público. Describe como la urbe ha generado estos nuevos humanos que cumplen con las máximas de urbanidad y el civismo, pero que han perdido la capacidad de organizarse y tejerse más allá de lo puntual y concreto, de plantearse estructuras y proyectos organizativos de largo plazo y gran dimensión: el individualismo comunitarista o viceversa: “individuos conscientes y motivados, sin raíces estructurales, desvinculados de las instituciones, que renuncian o reniegan de cualquier cosa que se parezca a una encuadramiento organizativo o doctrinal, que proceden y regresan luego a una especie de nada sin estructura se prestan como elementos primarios de uniones volátiles pero potentes basadas en una mezcla efervescente de emoción, impaciencia y convicción, sin banderas, sin himnos, sin líderes, sin centro, movilización alternativa sin alternativas que se fundan en principios abstractos de índole esencialmente moral y para las que la conceptualización de lo colectivo es complicada, cuando no imposible."
    Ciudadanos del nuevo milenio que ven en la red, o el rizoma, un horizonte utópico más cercano a sus características individuales. Donde hayan “individuos desanclados”, que se agrupen en mandas en vez de rebaños, con nuevas formas de ser y estar en el mundo, que retan el sedentarismo, y el anclaje territorial de la identidad. (p.53)
    Por experiencia propia, esa forma “radical de parlamentarismo”, resulta, como menciona el texto que señala Offe (1992:179), “en burbujas de lucidez e impaciencia colectivas” (p.54). Lo he visto en la nueva oleada feminista, y en el movimiento antifujimorista en Perú, que no ha sido capaz de construir una alternativa política propositiva. Me parece que es la combinación de la decadencia del modelo de la vida urbana, con el triunfo del liberalismo económico y la caída de los grandes relatos. La urbanidad post moderna, post apatía de la generación X, que busca nuevas utopías, en ánimos parricidas pero clamando orfandad.

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  12. Para Goffman en el centro de la organización social está la reivindicación, dentro de esta serie de reglas preestablecidas para vivir en sociedad. La reivindicación hace referencia a la búsqueda del derecho sobre un espacio, en este caso de las reservas que pueden ser fijas, situacionales o egocéntricas.
    Los individuos reivindican sus reservas en la interacción con otros sujetos, que van desde el espacio físico hasta el cuerpo, pues este resulta ser el principal medio para reafirmar el espacio del otro. En este sentido, siguiendo el argumento del autor, lo anterior también gira en torno al contexto y situación en que las personas interactuan, pues se entiende que en este juego de controlar o poseer intervienen factores como la clase o grupo social, pienso entonces en aquellos lugares en los que el contexto no da pie a ninguna forma de apropiación del espacio o de las reservas como en el caso del metro en grandes ciudades, en donde todo tipo de personas comparten un espacio, en donde la mayoría se siente incomodo.

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  13. La interacción entre actores y actantes en la red heterogénea que constituye el espacio público genera discursos y prácticas que son propios de la vida cotidiana en las metrópolis. La situación como objeto de análisis de nuestro transitar por las calles y desenvolvernos en otros espacios genera anonimato, individuación, desconfianza o la desatención cortés, el uso de máscaras, las teatralidades, el decoro, o el tránsito entre regiones anteriores y posteriores; repercute en el interés de las ciencias humanas en entender estos procesos dinámicos y mutables

    Ahora y desde la situación más conflictiva que plantea Delgado en torno al espacio público que habitan sujetos que se encuentran en diferentes categorías sociales, me es posible vincular esta idea con una genealogía del espacio público, el cual se constituye a partir de relaciones de poder asimétricas y en donde se busca generar un discurso y ritualidades sobre éste como un cierto tipo de ciudadano que realice ciertas conductas adecuadas en función del “orden público” como también de las disposiciones adquiridas socialmente.

    Hoy en día el discurso que se ha generado del espacio público y que suma tiempos históricos concretos y coyunturales es un espacio de vigilancia y control. Pareciera que no bastase con la actitud blasé, la desatención cortes o la indiferencia urbana para conservar un orden en el espacio público. Se precisa por parte de quienes han construido el espacio público el uso de cámaras de vigilancia, de globos de aerovigilancia y el aumento de policías en ciertos puntos de una ciudad fragmentada. Se ha militarizado el espacio público, se hace de él una institución total.

    ¿Cómo se resiste en este escenario? Estimo que pasa por fijar nuestra mirada en aquellas estrategias (en el sentido de De Certeau) que desarrollan los actores con el propósito de evadir las tácticas y el peso de las estructuras. ¿Cómo se reconfigura el espacio público a partir de grietas generadas por movimientos sociales de pobladores, intervenciones artísticas y performativas que rompan el orden implícito o la emergencia y empoderamiento de comunidades locales urbanas?

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