Tema 4: Marginalidad en las ciudades latinoamericanas
Sesión 9. Desempleo crónico, economías ilegales y tejido social
A partir de los años 90's "la violencia" se ha convertido en el
principal discurso en torno a las ciudades latinoamericanas. Indicadores
como el crecimiento de las tasas de homicidios, el aumento de la
población carcelaria, y el despunte de la sensación de idenfensión se
han convertido en las supuestas evidencias de las permanentes "crisis de
inseguridad". La frotnera entre la economía ilegal y la economía informal se ha vuelto cada vez más porosa. En respuesta la vida urbana se ha "seguritizado", incluso
con el incremento de las llamadas policías de "gatillo fácil" en Argentina en dónde
el uso desmedido de la fuerza reproduce las vulnerabilidades sociales, o la implementación de la "policía de pacificación" en Río de Janeiro.
Carlos Perea nos introduce de forma paralela a los problemas de la marginalidad latinoamericana, bajo las figuras de Medellín y Río de Janeiro. El conflicto tiene que ver con la proliferación de la violencia y los “Agentes Violentos”. Estos tienen la capacidad de administrar la muerte e interactúan a lo largo de todo el entramado social de los habitantes. Es dentro del espacio urbano y marginal donde estos agentes construyen relaciones de intercambio, ya sea bajo retribuciones económicas y/o también bajo la extorsión.
ResponderEliminarLos agentes violentos, según lo presenta Perea, trabajan sobre las bases de la economía ilegal y las actividades ilícitas como el expendio de droga son el ejemplo. Al interior de dicha actividad, habría que distinguir entre grupos: aquellos que tienen niveles de institucionalización (los carteles de la droga y las redes mafiosas) y las pandillas (grupos de barriadas que conforman mecanismos de acción e identidad).
Son los primeros los que cumplen el rol de administradores de la muerte entorno a la vida de la urbe: controlando zonas, estableciendo una territorialidad en base a la economía ilegal y atravesando la vida social de la población de la ciudad.
Es importante destacar que el deterioro de la vida social producto de la violencia y los agentes violentos no “matan” la vida social; sino que los ciudadanos que sufren y participan del problema y conflicto se adaptan a ella, generando un nuevo status quo. Parte del nuevo status quo son las formaciones de “fronteras invisibles” (espacios de subdivisión y control territorial por parte de agentes violentos donde no se puede transitar libremente); y, la “ley del silencio” entorno a los moradores y su conocimiento del entramado social, económico, violento e ilegal que ha dividido la ciudad en dos partes. ¿Cómo romper estos fenómenos de territorialidad sin incluir más violencia y muerte como sucedió en Colombia y Brasil y sus escuadrones especiales?
¿Cómo aplicar la justicia en una sociedad y ciudad dividida por la violencia? Se supone que la aplicación de justicia preserva lo público de la vida social y así evita la privatización de los espacios productos del miedo, la violencia y la muerte. Carlos Perea propone la inserción social y la remuneración económica, esta comprensión nos indica que el conflicto es de distribución económico social ¿Cuáles son los dispositivos culturales que se activan cuando sucede el pacto entre los agentes del Mercado, Estado y Sociedad Civil?
Perea, nos introduce en una contradicción del Estado colombiano, al citar la presencia de los grupos irregulares que controlaban terriotorios rurales y a la vez en ciudades como Medellín con la presencia de grupos violentos fruto de la conexión con el negocio del narcotráfico, en ambos sectores el Estado no sostiene el monopolio sobre la violencia, sobre todo en la zona urbana donde las estadísticas de muertes violentas solo en la ciudad de Medellín superaban el total nacional, el control entonces de la vida urbana en esta ciudad estaría mediado por la presencia de grupos violentos, ¿cómo el Estado podría recuperar el monopolio de la violencia sin reproducirla? ¿Cómo podría desterrar la violencia sin recurir a políticas de gatillo fácil y escuadrones de la muerte? ¿Cuál sería el rol de la antropología urbana para reconfigurar los tejidos sociales que permitan a los ciudadanos retomar el control de sus vidas al margen del miedo a la muerte que imponen los grupos violentos? ¿Cómo y desde dónde las políticas de seguridad ciudadana deben intervenir tomando en cuenta este contexto y sus implicaciones económicas y culturales?
ResponderEliminarLa precarización de las condiciones laborales se reproduce a través de los diferentes modelos socioeconómicos que han experimentado las ciudades, profundizando las inequidades y desigualdades. Es así que en la actualidad, se ha naturalizado la existencia de una gran cantidad de población que realizan actividades para conseguir ingresos económicos, que no alcanzan a cubrir las necesidades básicas.
ResponderEliminarLas mediciones oficiales de las condiciones laborales ocultan estas realidades, por mencionar un ejemplo en Ecuador, una persona que se dedica al estacionamiento y al cuidado de autos en la vía pública es considerado ocupada en el sector informal, actividad a través de la cual espera recibir una propina que está sujeta a las condiciones de los usuarios, incluso en algunas ocasiones no reciben retribución económica, como menciona Angela Giglia, “Existe de hecho la posibilidad de no recibir propina y esto por las razones más diversas, desde la ausencia de monedas fraccionarias, el estado de ánimo del cliente en ese momento hasta la opiniones según las cuales el trabajador no necesita o no lo merece”.
Según el Sistema Integrado de Conocimiento y Estadística Social del Ecuador (SICES), en el país, la tasa de ocupados en el sector informal en el año 2007 alcanzó un 45.1%, en el año 2013 disminuyó a 40.1% y para el año 2016 la tasa nuevamente alcanza el 43.7%.
A pesar de las reformas laborales que se han implementado en los diferentes países, las condiciones laborales de los trabajadores cada vez son más precarias y en los modelos implantados no se visibilizan políticas fuertes enfocadas en buscar el mejoramiento de las condiciones laborales.
Carlos Mario Perea nos pone ante un material que toma como segmento de análisis la interacción de los pares ciudad-conflicto/ sujetos-violencia. Ambos, dispositivos movilizadores de un escenario en crisis que abunda cada vez más en nuestras ciudades latinoamericanas. Concentrarse en el espacio urbano como sitio de enfrentamiento entre intereses de narco grupos, pandillas locales, representantes encubiertos, y no tan encubiertos, del Estado y en medio de ello, la población civil como conjunto atravesado por dicha vorágine; nos hace pensar cómo este fenómeno se transfigura en cotidianidad y generan mecanismos “otros” de desenvolvimiento en la población. Dichos mecanismos, cuasi naturalizados a fuerza de la supervivencia: ¿Podrían estar conectados a una noción de “cultura de la violencia” (un fenómeno con características definidas, una estructura de vida con mecanismos de desenvolvimiento específicos), estableciendo una similitud con la “cultura de la pobreza” de Oscar Lewis que referíamos en el encuentro pasado?
ResponderEliminarMario Puzo, escritor de la novela clásica El Padrino era hijo de inmigrantes italianos. Un dato importante es que estudió Ciencias Sociales. Es innegable que la voz de Mario Puzo en su novela permite reconocer, desde lo íntimo la construcción de los códigos de la violencia y las formas de organización de la mafia, como una cuestión sistémica, ritual y con valores incorporados, pero además como un problema sin aparente solución. El texto de Perea me recordó a esa apreciación de Puzo, puesto que parece develarlo desd eun lugar muy íntimo. A diferencia del texto de Giglia que hace un mayor énfasis en la constitución de la inequidad, Perea se centra más en la construcción de esas relaciones violentas. Solamente hacia el final coloca una crítica por fuera de la favela y del barrio de Medellín para cuestionar las grandes injusticias sociales de ambas ciudades. Me pregunto qué propuesta puede generarse a partir del develamientod e estos mecanismos, del descubirmiento de lo que las palabras dicen en un contexto de violencia. Probablemente los esfuerzos debiles del aparato estatal sufren de las ausencias de este tipo de investigaciones, porque lo que devela sobre los individuos que viven en la violencia, es que como cualquier otro son sujetos de referencialidad, de significantes, que aunque instituidos en la violencia provocan identidades de las cuales pueden sujetarse. Otra similitud muy curiosa entre Perea y Mario Puzo es la expectativa en los jóvenes. El escritor del padrino también colaboró con Francis Ford Coppola en el guión del Padrino III, cuyo elemento resalta como posible fin del circuitod e violencia en los hijos de Michael, sin embargo su hija es asesinada. De manera similar Perea resalta esta apuesta por los jóvenes por parte de proyectos estatales, como también su ocaso ante la apabullante oferta económica y referencial de la mafia.
ResponderEliminarRespecto al artículo de Ángela Giglia me parce un trabajo sumamente valioso en la media que ejemplifica el constante cambio de las dinámicas y procesos sociales en las distintas épocas de la urbe e igualmente las diferencias que existen entre las regiones. Esto me lleva a pensar en cómo las teorías o conceptos deben acoplarse a este proceso de constante transformación para comprender estas nuevas dinámicas, para lo cual el trabajo de campo es una parte fundamental.
ResponderEliminarPor otro lado, Giglia tampoco desecha totalmente las propuestas de otros autores, ya sean hechas en años pasados o en otras regiones, más bien las compara y usa las partes que sean aplicables a las condiciones específicas de Latinoamérica. Este ejercicio permite un acercamiento a conocer mejor nuestros procesos particulares y hasta qué medida estamos inscritos en las dinámicas que se repiten de manera más o menos similar en las distintas ciudades alrededor del mundo.
Por último la definición que da la marginalidad en Latinoamérica me parece interesante porque considera la utilidad de las redes de reciprocidad y la precariedad laborar como aspectos presentes en la cotidianidad de este grupo, sin embargo, aumenta la consideración de la ubicación socio espacial y como esta limita o posibilita las aéreas a las que se tiene acceso, ya sea por las distancias y la falta de transporte o por los imaginarios y prejuicios sociales respecto a habitar un cierto lugar.
La desregulación y flexibilización del mercado laboral han transformado la dinámica ocupacional y reestructurado los mercados laborales dando como resultado una fuerte precarización de los salarios y las fuentes de trabajo. Esto ocurre bajo dos grandes transformaciones: la primera en los años 70, mediante la implementación de modelos de liberalización económica direccionada a eliminar mecanismos de control por parte de la sociedad civil y una segunda que corresponde al paso de una economía fundamentalmente industrial a una economía basada principalmente en el sector terciario.
ResponderEliminarSassen (1991), nos habla acerca de la nueva situación del mercado en las ciudades globales, y argumenta que la demanda por personal altamente calificado y con expectativas de retribuciones altas han provocado una mayor polarización y segmentación de la estructura económica, con grandes brechas entre nuevas actividades que lideran el mercado laboral y actividades con bajos salarios y en condiciones precarias.
El resultado de esta transformación desemboca en una tercera revolución urbana con la que coinciden varios autores y que produce un urbanismo flexible, cambiante, diverso, multicultural, es un nuevo urbanismo que trata de entender el continuo descubrimiento de nuevos modos de vida y estrategias de los diversos grupos sociales que moldean a una gran parte de las ciudades, de lo que nos hablan Lomnitz, Standing y Wacquant al notar la importancia de los vínculos para la supervivencia de los trabajadores precarios. Surgen algunas preguntas, ¿ cómo se puede hacer frente a estas transformaciones desde la posición del sujeto afectado? ¿cómo lograr la inserción social si esta depende de la adaptación a un mercado laboral que es esquivo y cada vez más flexible?
En Latinoamérica, la dominación territorial se ha producido generalmente de manera violenta. En el caso de Medellín y Río de Janeiro, por ejemplo, se ha llegado a institucionalizar la violencia física, así como la simbólica, para usarla como mecanismo de control. En varias zonas nordestinas de Brasil existen varios grupos mercenarios o capangas que se ocupan de actividades de “saneamiento social”, así como la policía civil, federal y militar. Este uso normalizado de la violencia ha convertido el terror en parte integral de la vida marginal. Como diría Benjamin, “se cuida lo permitido combatiendo lo prohibido haciendo uso de lo que se prohíbe.” La “limpieza social”, ejercida por aquellos agentes de “gatillo fácil” o por la denominada “policía pacificadora”, es una práctica que niega los principios básicos de un estado de derecho, un fenómeno que está invisibilizado y sobre el que es difícil encontrar una respuesta real debido a que no se ha reconocido. La marginalidad ha invisibilizado a las personas, sus muertes como sus vidas son irrelevantes. ¿Cómo explicar el silencio del Estado respecto a esta práctica? ¿Es posible gestionar un cambio social desde una investigación antropológica?
ResponderEliminarCon la aclaración oportuna del agente violento como el actor que
ResponderEliminarejerce dominio armado en calles y sectores de la ciudad, el autor hace una descripción de la violencia en la cotidianidad de los barrios y localidades populares en urbes latinoamericanas. De forma paralela a estos eventos violentos, los habitantes de estos barrios desarrollan sus hábitos, prácticas culturales, actividades económicas y vida privada, condicionando de alguna forma, sus comportamientos colectivos de convivencia social a través del dilema del
consentimiento y rechazo de expresiones violentas expresadas en el tejido social. Surgen en estas ciudades tasas de homicidios (especialmente Medellín y Río de
Janeiro), redes de microtráfico, dominio territorial con negocios ilegales y hechos de violencias urbanas intensas relacionados con la administración arbitraria de la muerte, como un horizonte simbólico que se configura socialmente. El texto analiza los recursos de la violencia para imponer un orden basado en necesidades de organizar a los habitantes alrededor de prácticas violentas a través de la poseción de armas sofisticadas y de una destreza miltar puesta en
marcha para controlar los espacios urbanos. En este sentido cómo analizar cuáles fueron los factores decisivos para la supervivencia de la violencia en estos espacios y cuál es el rol de los pobladores de estas urbes en un escenario que obliga a llevar una vida que dirime entre conflictos y movilizaciones bajo un modelo que garantiza una protección social con servicios y cuidados?
En el texto de Carlos Perea se analiza como a partir de la década de los 90 el tema de la violencia en dos ciudades latinoamericanas como son Río de Janeiro en Brasil y Medellín el discurso de la violencia se construye en relación a una ´´cultura de la violencia ´´que dio forma a un nuevo modelo de vida de las personas en estas ciudades, medido por un tema cuantitativo de poner en cifras la cantidad de homicidios, violencia, violación de derechos a manos de ciertos grupos que operaban desde el poder y el dispositivo de la violencia como un mecanismo de control de las masas, surgen los agentes violentos que se cómo es el narcotráfico con su manera de manejar la economía desde lo ilegal, arremeten contra la vida de las personas y se genera una cultura del miedo donde las personas viven con una idea permanente de indefensión frente a la realidad que viven sobre todo en los sectores marginales de las ciudades, la pobreza y el narcotráfico van de la mano, creo que el autor busca mostrarnos que hay detrás de la marginalidad en el tema de la venta de drogas ilegales, y que sucede con los habitantes de estas zonas , como logran sobrevivir pese a la exclusión de vivir en barrios pobres y además que son lugares violentos; además darle vida a los sujetos que forman parte del narcotráfico y como es su dinámica de representación social.
ResponderEliminarCreo que la pregunte que surge sobre este tema es entender ¿ cómo los habitantes de las zonas pobres desarrollan mecanismo psíquicos y sociales para poder sobrevivir en lugares extremadamente violentos y tratar de que sus barrios busquen tener un sentido como barrio?
Giglia se cuestiona si los conceptos de marginalidad y marginalidad avanzada de Lomnitz Y Wacquant pueden ser aplicables al contexto actual de México, para ello se sitúa en la CDMX en donde, a partir de un contexto de desigualdades surgen los trabajadores precarios - como un gran sector del país- lo relevante de su trabajo destaca al observar ambas historias de vida, pues bajo una misma condición de trabajo, la vida de los sujetos es contrastante, la causa de esto señala la autora es que efectivamente los conceptos de Lomnitz y Wacquant han servido para explicar las situaciones, principalmente haciendo énfasis en la existencia de redes sociales ligadas al parentesco, aunque con algunas diferencias pues la principal causa de esta diferenciación corresponde al contexto espacial y de distancia en que cada individuo vive, además de que actualmente algunos trabajadores no cumplen con determinadas condiciones que se consideraban marginales, es decir que no precisamente son trabajadores escasamente calificados.
ResponderEliminarContinuando en el contexto mexicano, Perea se centra en la idea de que la violencia condiciona la vida local, en este sentido, la administración de ésta se convierte en un mecanismo de instauración del orden, que ante a falta de consenso se instituye como un mecanismo obligatorio, de esta manera pienso en el contexto de México, que en el texto el autor ilustraba con Colombia y Brasil, pues en algunas ciudades del país el narco se ha vuelto la forma de protección y ayuda que el gobierno no ha brindado, en lugares como Ciudad Juárez o Reynosa la violencia se ha normalizado, de manera que ha llegado a involucrarse en la vida cotidiana, ejemplo de ello es la presencia del narco en grandes empresas, fiestas, creencias y establecimiento del orden, y que principalmente ha afectado a los jóvenes que buscan nuevas opciones de vida ante un gobierno que no ofrece posibilidades de empleo, salud y seguridad.
De la lectura de Perea me queda la sensación que los barrios periféricos de la ciudad de Medellín –y en poca medida los de Rio de Janeiro– pueden corresponder a la caracterización que hace Wacquant acerca de la marginalidad avanzada. Barrios cuya sociabilidad se asfixia a partir del dominio de la ilegalidad y de agentes violentos; donde, además, no es seguro confiar en el otro y el tejido comunitario queda mortalmente lesionado. Lugares donde el estigma territorial adquiere mayor peso, ya que no solo los habitantes cargan con la condición de habitar zonas pobres, sino también violentas. Esta descripción resulta un poco diferente a la que se desprende del texto de Giglia para las periferias de Ciudad de México, donde si bien sus habitantes comparten el desempleo crónico, hay oportunidad para el tejido social y las redes de reciprocidad que se construyen en función de aminorar o sobrellevar la marginalidad y la precariedad. Ahora, me cuestiono: ¿la violencia y la presencia de agentes violentos en localidades populares son factores que restriñen la posibilidad de resistir ante la marginalidad a través de redes sociales? ¿Se puede hablar de distintos grados de marginalidad avanzada para caracterizar diferentes ciudades latinoamericanas? ¿Cuáles son las diferencias entre las redes sociales que se construyen en el marco de una economía ilegal como el narcotráfico y las que se tejen en el ámbito familiar y vecinal?
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