Tema 5. Vínculos comunitarios en las metrópolis
Sesión 10. Del parentesco a la co-residencia
A partir de los insumos conceptuales e investigativos de los últimos años desarrollados por el "giro espacial" en Ciencias Sociales el debate clásico sobre el objeto prototípico de la Antropología Urbana, por un lado la "localización espacial de la comunidad urbana culturalmetne diferenciada" y por otro "el vínculo inestable de las relaciones entre extraños" ha sido repensado ya no como vínculos opuestos sino como vínculos complemtarios que en su conjunto conforman la experiencia urbana. Gracias a este cambio de perspectiva es posible repensar la idea misma de "comunidad urbana" como proceso de vinculación mediado por diversas necesidades materiales y simbólicas. La sesión 10 en particular busca adentrarse en la "cercanía" espacial como insumo para la cosntrucción de tejido social.
Los espacios de la ciudad como los barrios albergan un sentido ampliamente simbólico que se distribuye en el colectivo que lo habita, en este sentido es necesario considerar que las estructuras meramente arquitectónicas y de diseño de las viviendas, se hallan limitadas sobre el campo de la subjetividad que las personas poseen en relación a su espacio de hábitat, es por ello que la situación que se crea en los barrios está vinculado al proceso de diseño de la identidad de sus habitantes, que se acentúa en prácticas cotidianas y en el lenguaje en el que se representa, dotando al espacio de un sentido propio y que diferencia.
ResponderEliminarPor otro lado la ciudad al irse configurando como una suerte presente en medio del desarrollo humano, se plantea que es moldeadora de algunas de las actividades humanas que se dan en su interior, por ello es indispensable tener en consideración el ámbito de la interacción social que se da en dichos procesos, vinculado todo ello a un proceso de ecología humana, que muestra todos los niveles en los que esta interacción se presenta, moldeando y distribuyendo a los sujetos según una dinámica particular que se da en medio de la ciudad, por ejemplo los grupos segregados que habitan las ciudades. Es por eso que una de las interrogantes que surge tras este proceso es ¿Es acaso el barrio una fuente de confrontación política, social y subjetiva a patrones que desean la homogenización de la ciudad?
El texto de Gravano brinda puntos muy interesantes para re-pensar lo urbano desde la constitución de 'tejidos sociales' como lo comenta el profesor en el blog. El punto en mi opinión más relevante que aporta es el lugar de lo simbólico, en este caso desde la constitución ideológica de las identidades barriales. Después de esto, el autor contribuye con otros elementos relevantes: 1) el abordaje metodológico, muy característico de la etnografía, de partir 'desde' la perspectiva de las personas, levantando lo que ellos entienden por cada aspecto de la vida barrial 2) la comprensión de lo urbano como algo más que una forma y estilo urbanístico, 3) el lugar de lo valorativo (eje axiomático en el autor) en la constitución de tejidos, expresados o cristalizados en identidades.
ResponderEliminarEl texto resulta muy sugerente, al generar varias ejes de reflexión para ejercicios empíricos: 1) la comprensión de lo barrial como ideológicamente constituido, lo que le sitúa como cierta dinámica de conflicto; 2) la distinción barrio-barrial que pone de relieve la centralidad de lo valorativo y su evidente relación con la calidad de los vínculos experimentados por las personas en su interior; 3) el desface entre forma urbanística (límites administrativos, estilos de edificación, etc) y forma barrial (las identidades constituidas alrededor de ethos y de ejes temporales).
Para finalizar, a modo de interrogantes: si bien Gravano identifica lo temporal como eje que estructura la identidad barrial ¿Qué otros ejes pueden tomar relevancia en nuestros contextos cercanos? El eje temporal, aunque no sea estrictamente cronológico, supone cierta noción del individuo de permanencia y de experiencia lineal; no obstante, en todos los casos esto no es así: las extendidas migraciones y la creciente movilidad propia del post-fordismo pueden romper este anclaje con el pasado en lo barrial. Al pensarlo no puedo evitar situarme en la constitución de los 'barrios' marginales de Cali, entendidos como el 'distrito de agua-blanca', que no comparten un pasado inmediato urbano sino rural y fragmentado. Quizá ahí el eje temporal y los sentidos de la tranquilidad pasen por otros valores y oposiciones marcadas por el conflicto armado.
Partiendo de la importancia de las interrelaciones del ser humano en y con su entorno, las lecturas proponen destacar este aspecto desde su compelejidad comunitaria y no solo desde la individualidad del ser sobre un pedazo de suelo que habita, un área natural en donde la distribución de la población tiende a asumir un modelo definido y típico. Park propone que las relaciones humanas pueden ser analizadas en términos de distancia dentro de un espacio urbano carcaterístico, como parte de una morfología social que configura un tejido en donde la diversidad en la constitución de las grandes ciudades fomenta la individualización mediante un proceso civilizatorio de la intelectualidad. De ahí que los grandes campus universitarios se ubiquen en las ciudades capitales nacionales y provinciales. En el documental 7 muros, se puede observar las dinámicas de aislamiento características de un barrio. Su director y a la vez, protagonista, se da cuenta que despues de vivir 20 años en el mismo sector, no conoce a sus vecinos más cercanos, en términos de distancia. Las altas paredes construídas para prevenir robos, los cercos con energía eléctrica o alambre de púas, son tambien "adornos" frutos de esta nueva disposición del espacio y definición de los límites que se instauran para ratificar que cada vecino no quiere ser invadido desde esta individualidad del espacio urbano.¿Hasta qué punto vivimos aislados en nuestro medio social? ¿Cómo se han instaurado las barreras que limitan nuestra capacidad de interrelacionarnos con los demás habitantes del barrio? ¿Cuál es el riesgo, la vulnerabilidad de las relaciones humanas en su sentido de convivir con el otro diverso?
ResponderEliminarEn la Aldea en la Ciudad, Gorelik nos lleva por un recorrido histórico-conceptual sobre el pensamiento urbano, especialmente latinoamericano, en el cual caracteriza su relevancia entre el período post guerra y los años setenta. En un ejercicio de interlocución con varios autores de diversas corrientes teóricas, (Lewis, Redfield, Castelles, Matos Mar, entre otros), se plantea repensar la configuración de los entornos urbanos latinoamericanos desde entradas como la marginalidad, la migración, la dependencia estructural, las relaciones sociales y el entramado simbólico que los habitantes tejen en sus prácticas cotidianas en relación con el espacio.
ResponderEliminarMe parece importante cómo resalta al espacio urbano como un espacio heterogéneo, en el cual lejos de la impersonalización de las relaciones, se pueden encontrar "pequeñas comunidades", que amortiguan el impacto de la adaptación al entorno urbano, es decir más allá de la homogenización y aculturación que propician la integración en las ciudades industriales; en las urbes latinoamericanas donde el fenómeno urbano, (como cita Castells), se vuelve una extensión de la situación de dependencia estructural, la cultura de origen de la población migrante se vuelve un escenario simbólico de integración; es decir la aculturación no es necesaria para la adaptación al entorno urbano, de esta forma la heterogeneidad en las ciudades latinoamericanas no se da solamente por una mayor división social del trabajo, sino también por el fenómeno cultural y simbólico. Sin embargo, Gorelik analiza que aun en este contexto los planificadores urbanos continúan con la visión funcionalista homogenizante. ¿Cómo entonces se promueve la construcción del tejido social urbano, desde la oficialidad de la ciudad, si sus referentes de política pública continúan con un modelo homogenizador funcionalista de adaptación del otro diferente a la norma del entorno urbano? ¿Cómo las formas heterogéneas de construir tejido social, de las poblaciones urbanas, (no adaptadas en el sentido funcional), han logrado o logran incidir en la política pública urbana, desde qué referentes y desde qué escenarios?
No es posible hablar de ciudad sin referirse a las vidas de los grupos que las componen, así como a los ámbitos que estos ocupan. Entendiendo el espacio como un ámbito general en el que se reproduce la vida, podemos decir que el barrio se transforma en principio de sentido para las personas que lo habitan, y en territorio cuando además existe un sentido de pertenencia.
ResponderEliminarLa vida barrial en América Latina se apropió de cada lugar a través del ejercicio simbólico de lo cotidiano, lo que supone la formación paralela de ideología. El barrio puede ser entendido como aquella parte de la ciudad donde se produce la transición entre el espacio privado de nuestros hogares y el espacio urbano más amplio de la ciudad. Es decir, al salir de nuestras casas, no entramos directamente en esa vorágine y efervescencia que es la ciudad misma, sino que nos queda todavía por superar un espacio de “relativa confianza” y proximidad en donde los lazos sociales reproducen un tipo de vida particular.
Aunque el tiempo se constituye en la estructura la identidad barrial, esta estructura está matizada por fenómenos migratorios, distribución espacial con matiz socioeconómica, brechas de desigualdad, etc. Además, esta misma identidad se construye bajo la noción de pertenencia respecto a otro territorio, no es lo mismo se un quiteño del sur que uno del norte. En esta línea ¿el barrio funciona como un espacio de reconocimiento o de exclusión?
Al superar la dicotomía "comunidad urbana/relaciones entre extraños" y con ello complejizar el debate desde las ciencias sociales en cómo abordar estos objetos de estudios, me es necesario manifestar desde un inicio que son los barrios, las villas o las comunas: la unidad elemental de la ciudad moderna. No se trata pues de reducir el análisis, sino de reconstruirlo e introducirnos en aquel asentamiento configurado por una proxémica socioespacial que se constituye más bien por la cercanía entre individuos y que desencadena en la formación de comunidades urbanas.
ResponderEliminarComunidades que pueden ser percibidas desde el discurso (como en el estudio de Gravano) de distintas maneras a pesar que los sujetos habiten el mismo espacio. Si bien la proxémica espacial refleja cómo se enarbola el tejido social a partir de ciertas características que producen una identidad barrial, es interesante cuestionarse qué tanto de esto se manifiesta en nuestros días. Con una estructura económica que fragmenta los territorios y hace de los lazos vínculos más bien líquidos, ¿cómo se construye o destruye el tejido social de nuestras comunidades barriales contemporáneas?
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ResponderEliminarEn el texto de Gorelik se hace un doble recorrido, por un lado repasa cronológicamente el desarrollo de las teorías de la socio-antropología urbana, y por otro da cuenta de un giro importante en la academia, en el que pensadores latinoamericanos empiezan a latinoamericanizar su pensamiento. Quedan cortos los intentos de actualización y reforma de la escuela de Chicago, con la provocación dialéctica de Lewis. Cuando los intelectuales latinoamericanos comienzan a emanciparse de los paradigmas del norte, reconociendo sus límites para analizar realidades que contiene otras cualidades y complejidades, empieza a ser posible mirar con ojos propios, valorar en otra escala, y proponer teorías sobre los procesos de urbanización más cercanos a estas. Al reconocer, o visibilizar, estas especificidades, se decanta de las teorizaciones propuestas más ad hoc a los procesos reales que se han vivido en nuestro territorio. Sin embargo, el reconocimiento de la heterogeneidad (yo diría multiculturalidad, o multietnicidad) de las urbes latinoamericanas, siguen siendo un gran desafío no resuelto. A pesar de abundantes e interesantísimos estudios sobre el problema de la vivienda en nuestras ciudades, los grandes intentos de planificación urbana han fracasado, y nuestras ciudades-monstruo siguen reproduciendo las enormes brechas de los sistemas económico-políticos de nuestras sociedades.
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ResponderEliminarEn el texto de Park, el estudio de las distancias es la matriz de análisis para entender las relaciones humanas. El espacio, en sociedades donde nos encontramos a vivir al mismo tiempo juntos y aislados, toma un rol fundamental de investigación. Según Park la estructura social se puede leer en términos de posición y los cambios en términos de movimiento : “La posición de los individuos con respecto a los otros en la comunidad constituye lo que Durkheim y su escuela llaman el aspecto morfológico de la sociedad” (Park 1999, 89-90). Adentro de las metrópolis se encuentran ciertas características morfológicas peculiares, que no caracterizan aglomerados mas pequeños.
ResponderEliminarPero ¿Cómo se desarrollan las interrelaciones de estos grupos de individuos a partir del suelo que habitan? El autor enfoca su mirada sobre el crecimiento urbano, no tanto en términos de estadística demográfica o de extensión territorial, no reduce la análisis de estas interrelaciones a un estudio de la división administrativa de la ciudad: “La ciudad […] constituye el producto de fuerzas naturales que extienden sus propios confines más o menos independientemente de los límites que son impuestos por razones políticas o administrativas” (Park 1999, 90)
Nos plantea la ciudad como un “metabolismo social” , los cambiamientos de un sector, como por ejemplo el desplazamiento territorial de los sectores de suelo mas valorados por el mercado, generara la apropiación de estos territorios por parte de inmigrantes, bohemios, artistas radicales etc. Que constituirán nuevos guetos, nuevas dinámicas barriales. La complementariedad urbana, según mi lectura de la visión de Park, esta dada por los cambios y movimientos de los individuos en el espacio urbano, al fin de encontrar, y acoplarse a una determinada área, buscando a través del auto-reconocimiento, identitario o simbólico con un determinado grupo social. Estos sujetos “rechazados” o “rechasantes” por otras áreas, se acoplan o se apropian de nuevos espacios territoriales, conformando un órgano. Sin embargo, se genera una tensión entre la forma urbanística dibujada por la estructura (administrativa, arquitectónica, etc.) y la forma que las áreas naturales o barriales van tomando, asentadas sobre valores simbólicos e identitarios, pero estas áreas, los barrios, arden sus propios significados y dinámicas internas, económicas, políticas, culturales; que tienen una eficiencia propia, a partir de la tradición y del simbólico de esta área natural, barrial, basada sobre distancias y movimientos entre individuos que quizás no tengan una lógica comprendida por las aéreas “del mercado” de la ciudad, pero que si, tienen una coherencia adentro de sus parámetros. La pregunta que me surge es ¿Cómo la movilización, en términos de transporte publico, la conexión de estas diferentes áreas, influye y podría contribuir en la complementación y interrelación de estas aéreas?