viernes, 25 de enero de 2019

Tema 1. Sociabilidad urbana. Una lectura antropológica
Sesión 6. Usos actuales de la comunidad urbana

 En el contexto urbano actual la idea de "comunidad" activa sentidos polisémicos que apuestan por valores e ideologías contrapuestas. Por un lado la apología de la comunidad es el respaldo social de un tipo de urbanismo que promueve el encierro, la búsqueda de homogeneidad social y el control de la mezcla social. Por otro lado la comunidad también es el referente discursivo de movimientos sociales urbanos (y rurales) que impulsa la preservación de territorios frente a la lógica mercantil de la producción del espacio en las ciudades latinoamericanas. El objetivo de la sesión es comprender el movimiento entre la crisis de la vida pública y la defensa de lo comunitario, como lógica de sociabilidad en las ciudades neoliberales que se debaten entre la especulación inmobiliaria y finacniera y la construcción de tejido social. Un ejemplo del alcance de la autosegregación de las élites es el proyecto "Isla Mocolí" en la ciudad de Guayaquil.


16 comentarios:

  1. Las tres lecturas de la sección de hoy: Usos actuales de la comunidad urbana, nos introduce en las formas alternas de vida que existen en el sistema capitalista y como estas se encuentran en constante disputa, ya sea a nivel de organización, jurisdicción territorial, derecho, etnia, y la formación de fronteras ya sean: físicas, imaginarias y simbólicas dentro de la comunidad. Buaman, nos habla de las complicaciones existentes que formar parte de la construcción de la comunidad, de las polaridades entre el individuo y el grupo, la libertad y la seguridad. También nos advierte que la formación de una comunidad será solidad mientras tenga el desconocimiento de su codificación por los actores que la ejecutan, ya que existe un “sentimiento de reciprocidad” y “una auténtica voluntad de quienes están unidos entre sí”.
    Este sentimiento de pertenecías territorial, étnico y cultural por parte de las comunas en Quito, ejemplifican la problemática existente de un sistema diferente al capitalismo en el texto de Hopfgartner que sobrevive a las vicisitudes de un mundo normado que no acepta otro tipo de formaciones alternas y que mantiene una constante lucha por introducirlo al sistema, desagregando en mayor o en menor medida en los ejemplos mostrados el “sentimiento de reciprocidad” y “una auténtica voluntad de quienes están unidos entre sí”, al alterar los procesos de posesión sobre las tierras y la conexión de la comunidad, como ya lo hemos visto anteriormente en el Baile de los solteros de Bourdieu.
    Senett por otro lado nos inserte en el declive del hombre público, a una problemática más cercana a nuestras vivencias de un mundo urbanizado, al ejemplificar como una “comunidad” étnica puede reforzar sus lazos, al estar amenazada implantando un discurso de protección para luego interiorizarlo. Pero también nos habla de las barreras físicas, mentales y simbólicas que las comunidades crean, frente a una amenaza o el exterior.
    Es interesante entender la formación de estas fronteras simbólicas y físicas de las “comunidades” y los efectos que tienen sobre el territorio. Apoyada en el texto introductorio y en la Imagen del Profesor Alfredo, ¿Cómo creen que es percibido la palabra “comunidad” en dos escenarios actuales; el primero desde las comunas explicado en el texto, y el segundo desde la ciudad neoliberal, poniendo de ejemplo los grandes conjuntos y clubs privados de Quito, como Jacaranda, Cumbaya, ¿Quito Tenis?

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    1. Tratando de dar respuesta a la pregunta planteada y en consonancia con el objetivo de la sesión, de acuerdo con la las lecturas, se pueden evidenciar dos ideas en relación a la vida pública y lo comunitario. Por un lado se encuentra Sennet, plantea claramente que la noción de comunidad afecta el espacio público, “La atomización de la ciudad ha decretado un fin práctico para un componente fundamental del espacio público: la superposición de la función en un territorio particular [la comunidad], que origina complejidades de experiencia sobre ese terreno”. Sennet enfatiza que la destrucción del espacio público se produce en el énfasis que se da sobre la comunidad, por tal razón, centra su análisis en demostrar que “no tenemos otra oportunidad que la de tratar de volver habitable dicho mundo; la razón reside en que, dados los términos de personalidad que se han desarrollado en el período moderno, la experiencia de las personalidades de otras personas dentro de un territorio comunal íntimo es en sí misma un proceso destructivo”, es decir, que el apego a la comunidad limita la capacidad de cuestionar las condiciones establecidas de su vida en lo cual plantea “El amor al gueto, particularmente al gueto de clase media, niega a la persona la oportunidad de enriquecer sus percepciones, su experiencia”.

      Por otro lado se encuentra lo que plantea Bauman, que conceptualiza la comunidad como una forma de seguridad en un mundo hostil, la razón de estar en la comunidad es la libertad, “perder la comunidad significa perder la seguridad”. De este modo, define la “comunidad realmente existente” como una colectividad que pretende ser la comunidad encarnada, el sueño cumplido y que en nombre de todas las bondades que se supone que ofrece la comunidad exige lealtad incondicional y trata todo lo que no esté a la altura de tal lealtad, como un acto de traición imperdonable. Es entendida la comunidad como un resguardo, la seguridad que aporta en un mundo hostil y el precio que a menudo se cobra, en cuanto a libertad y a disfrute de la individualidad, es decir, aumento de seguridad (en la comunidad) da como resultado restar a la libertad individual (en el espacio público).

      Con otro argumento Hopfgartner en su texto sobre “¿Comunas en Quito?: expresiones de identidad en el marco del desarrollo urbanístico” procura dilucidar que la tierra constituye “… un lugar a partir del que se han producido las relaciones sociales que determinan la comunidad.” que está en constante tensión con la ciudad, que impone el urbanismo y la urbanización provocando cambios susceptibles en la comuna, en muchos casos desconociendo sus derechos ancestrales, ya que, “en el imaginario de una gran urbe las comunas son un obstáculo”. Es importante en este debate diferenciar entre la “comuna capitalista” -aculturación y adaptación- y la “comuna comunidad” -concepto ancestral y comunal de la tierra y de la organización social, ya que el trato entre la ciudad y estos dos tipos de comunas se dan tratos diferenciados, en lo cual se cruzan la clase y la raza.



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    2. Para definir el sentido de "comunidad", en el caso de las comunas, en la actualidad, considero que es importante, primero partir de la ley respecto a los territorios comunales, para entender cómo lo legal genera repercusiones sobre el tejido social, y en particular en las comunas. Si bien Hopfgarner establece una serie de aspectos que, desde el Estado, han mermado la configuraciòn de la comuna debido al acelerado desarrollo urbano sobretodo a partir de los años 70; la autora recuerda que desde el 2008, con la Constitución de Montecristi, y del 2011, con la incorporación del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomìa y Descentralización (COOTAD), se ha reforzado el rol de las comunas en el Ecuador con la inclusión de garantías que promueven sus derechos colectivos y enfatizan en la importancia de las comunidades ancestrales, donde se incluye además la tenencia comunal como "la propiedad imprescriptible de sus tierras comunitarias, que seràn inalienables". En este horizonte, el sentido de comunidad desde las comunas estará anclado a la identidad y la memoria que deviene del territorio, en tanto es definido como -según Hopfgarner- "una construcción social, un espacio construido y definido por cada cultura". Además, por las caracterìsticas legales que tiene la comununa respecto al Derecho de Usufructo (mas no de venta), y la resistencia a la parcelación para ser destinadas a la propiedad privada, la comuna crea un sentido de pertenencia que está en la base del significado de comunidad, donde se hacen presentes formas de solidaridad y mecanismos de reciprocidad, que son formas que atraviesan la individualidad en las relaciones sociales que se generan al interior de la communidad.
      Por otra parte, para definir el sentido de comunidad, en las comunas -en referencia a Bauman, quien a su vez menciona a Redfield- se puede notar que la comunidad es "fiel a sunaturaleza", por cuanto no deja de ser distintiva, ni pequeña ni autosificiente.
      Con estas características, la distinción de comunidad entre -por ejemplo- la comuna de la Toglla y la Isla Mocolí o los "clubs privados" de Cumbaya, es todavìa marcada. Sin embargo, en estas últimas, existe un sentido de comunidad que está ligado más los límites que trascienden entre la libertad y la seguridad, donde, dichos componentes son irreconsiliables en una misma perspectiva de comunidad, puesto que, como apunta Bauman: "ambas cualidades son, simultaneamente, complementarias e incompatibles; la probabilidad de que entren en conflicto es tan alta como la necesidad de que se reconcilien (...) Promover la seguridad siempre exige el sacrificio de la libertad"; esto en cuanto, la promesa de los clubs privados, amurallados, cercados, y vigilados, está orientada a la "comunidad segura", màs allà de la idea romàntica de la comunidad como espacio de interrelación, solidaridad y buena vecindad entre todos los integrantes.
      En todo caso, la comunidad, debido al enorme poder de la globalizaciòn y la expansión urbana, está más cerca del sentido de "comunidad realmente existente" de Bauman, donde se exige obediencia mutua a cambio de servicios. "¿Quieres confianza? No confies en nadie fuera de nuestra comunidad (...) ¿Quieres esa acogedora sensaciòn hogareña? Pon alarmas en tu puerta y cámaras de circuito cerrado de televisión en la calle".

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  2. Según Bauman (2003, 9), “vivimos en tiempos despiadados, en tiempos de rivalidad y competencia sin tregua”. Estos males, como observa Sennett (2011, 362), provienen del capitalismo industrial. Sin embargo, el mismo capitalismo que ha generado estos males ha fijado también la imaginación de quienes tratan de oponérsele. En este marco se sitúa la exaltación de los beneficios de la comunidad. Frente a la hostil impersonalidad del urbanismo, la comunidad aparece como un espacio que brinda seguridad, cobijo, apoyo. La fuerza de este concepto, en otras palabras, proviene del contraste con nuestra condición actual.
    Sin embargo, ¿hasta qué punto esta idealización de la comunidad tiene correspondencia con una realidad? Según Bauman, lo que caracteriza al entendimiento compartido de las comunidades es que sea tácito. Que este entendimiento se haga explícito implica que la comunidad ha dejado de ser. En consecuencia, toda búsqueda de la comunidad idealizada está sentenciada al fracaso: Según Bauman, las comunidades realmente existentes, a cambio de sus beneficios, exigen la libertad propia.
    Sitte y otros diseñadores urbanos han reivindicado el ideal de comunidad y han manifestado su rechazo a la impersonalidad de los tratos en la ciudad. Frente a la defensa de la comunidad idealizada, Sennett destaca la valía del encuentro con lo desconocido. Lo desconocido permite a los seres humanos correr riesgos, enriquecer sus experiencias, cuestionar lo que ha dado por sentado.
    En este marco, cabe preguntarse: ¿era posible pensar la comunidad antes de la revolución industrial y del capitalismo? De ser así, ¿cómo podía ser pensada la comunidad? ¿La reivindicación de la comunidad se sitúa en el viejo debate entre a libertad o la seguridad?

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    1. El trabajo tecnificado que ha generado una alienación, los procesos internos de las comunidades y factores externos —como leyes estatales— transforman constantemente a la comunidad, este territorio que produce relaciones sociales y experimenta variedad de personalidades, aumentando seguridad y a la vez quitando libertad; en ocasiones puede ser admisible ya que “la institución es sumamente importante, porque permite tener un marco de reglas claramente definido sobre el uso y los usuarios del recurso” (Hopfgartner, 2016, 68), pero también es posible ser un instrumento cohesionador para homogenizar vidas con cosmovisión propia.

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    2. La comunidad ha existido desde los albores de la existencia humana. Hopfgartner nos da muestras de ello al tomar como ejemplo las comunas, muy apartadas del modelo capitalista e industrial, lo cual genera un problema para los intereses mercantilistas pues no pueden ser controlados “desde arriba” porque funcionan a partir de los intereses de los comuneros que tienen que ver más bien con la creación de una identidad y memoria histórica compartidas, la preservación de los bienes que a ellos les resultan importantes (el agua, la tierra, la naturaleza) y a pesar de leyes “ilegítimas” que buscan quitarles su independencia, ellos siguen luchando por mantenerla.
      Según Bauman, la comunidad debería ser considerada un lugar en el que nos sintamos seguros pero la realidad es que a mayor seguridad, más limitaciones a la libertad se generan. Es lo que vemos en el ejemplo de la Isla Mocolí en el que sus habitantes se han “autoexiliado” para poder obtener mayor seguridad, si bien las limitaciones de su libertad son evidentes, quedando autoconfinados a una isla.
      Sennett nos muestra que el paso de una sociedad rural a la urbana, generó la necesidad de encontrar puntos comunes con vecinos con los que no se tenía nada en común pues todos eran de distintos orígenes y nos indica que "La comunidad no puede asimilar el exterior, absorberlo y crecer a partir de él porque entonces se volvería impura. De este modo, una personalidad colectiva llega a oponerse a la misma esencia de la sociabilidad - el intercambio- y una comunidad psicológica entra en guerra con la complejidad social" (Pp. 382).
      Por tanto, tenemos actualmente sociedades que enfrentan desafíos en los que deben luchar en una terrible dicotomía entre su libertad y su seguridad, algo que no se plantea en las comunas, donde todos los individuos gozan de la seguridad de conocerse y la libertad de mantenerse en su entorno natural ya conocido.

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  3. El crecimiento de las ciudades, tanto poblacionalmente como en superficie, ha generado que la sociabilidad de los miembros de las urbes se centre en intereses particularistas y no estén direccionados a un bien común. Esto se puede entender ya que tanto los urbanistas, los cuales diseñan las ciudades, como las personas que habitan dentro de ellas tienen intereses diferentes. Mientras que para los uno los focos urbanos se han convertido en oportunidades de generar buenos negocios, para los otros las ciudades son los lugares en los cuales desenvuelven su sus relaciones sociales y cotidianidad. Este desfase de intereses genera mecanismo de aislamiento y confrontación entre los miembros de las ciudades, que recurriendo a la idea de “comunidad” defienden espacios e idearios de pertenecía y estilo de vida.
    A partir de estas contradicciones, de los que construyen las ciudades y de quienes las habitan, se crean espacios aislados en los cuales la comunidad se visibiliza como lo idealizado y lo que se debe defender de otros intereses y de “otras comunidades” que pueden amenazar la existencia de ellas. A partir de esto, y retomando a Bauman (2003) cuando nos plantea que la comunidad es un palabra que nos llena de “sensaciones” en las cuales ensalzamos significantes de bienestar, pero que al mismo tiempo “representa el tipo de mundo, al que, por desgracia, no podemos acceder, pero que deseamos con todas nuestras fuerzas habitar y del que esperamos volver a tomar posesión” (Bouman 2003, 9); nos preguntamos: ¿Cómo la “comunidad” y lo comunitario sugiere diferenciación he integración al momento que se enfrentan con una idealización de bienestar amenazado? Y ¿Cómo se diferencia he incorpora sensaciones en la diferenciación y defensa de lo comunitario?

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  4. Con Sennett y Bauman, nos encontramos a dos autores que están desdibujando la imagen ideal que se tiene de comunidad, donde se le concibe como un recinto sagrado, en el que el ser humano puede resguardarse de los peligros y males producidos por el capitalismo industrial, tales como: impersonalidad, alienación, desconocimiento, etc., y que asechan como lobos feroces desde la vida pública.
    Para Sennet, la comunidad más bien representa una experiencia fratricida porque realmente hay una vigilancia constante dentro de la misma comunidad, una espera tajante ante cualquier acto de traición; también la describe como una “barricada dentro de la ciudad”, que sólo refuerza el temor a eso desconocido del afuera. De igual manera para Bauman, la comunidad está muy lejos de ser ese “cálido circulo”, porque a cambio de la seguridad que ofrece sacrifica la libertad y la identidad de sus miembros, hay una vigilancia externa e interna que se traduce en intensificación de temores y ansiedades.
    Por su parte Hopfgartner, nos habla específicamente de la comuna de la Toglla y Santa Clara, dos comunidades que conservan el esquema de la tierra comunal, y estudia cómo la urbanización y la lógica expansiva del capitalismo las ha afectado, y ha afectado la noción de territorio comunal no sólo como un espacio geográfico delimitado, sino como un espacio construido, vivido, contenedor de memoria histórica y por lo tanto productor de identidad.
    Me llama la atención que Hopfgartner finaliza el texto conceptualizando dos visiones distintas: “comuna capitalista” y “comuna comunidad”, la primera se basa en la lógica del mercado, lo cual implica que las comunas se adapten y la segunda, se basa en todo lo que implica el territorio comunal con su carga ancestral. El autor, termina diciendo: “la decisión por uno de estos modos de vida determinará el futuro de las comunas”. Ante las dinámicas del mundo moderno ¿realmente la comunidad tiene opción de decidir por alguno de estos dos modos de vida?, ¿Es posible mantener las dinámicas sociales de intercambio entre la comunidad y la ciudad, sin perder la “mismisidad” comunal de la que habla Bauman? Y por último, Hopfgartner menciona que la Toglla no fue conquistada ni por españoles ni por incas, ¿estos cambios que ha ocasionado el urbanismo en esta comunidad, pueden ser interpretados como una conquista?

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    1. Respecto a la pregunta sobre ¿Es posible mantener las dinámicas sociales de intercambio entre la comunidad y la ciudad, sin perder la “mismidad” comunal de la que habla Bauman? Mientras que Bauman (2003) y Sennett (2011) entienden a la comunidad como la ‘pérdida’ de libertad en la homogeneización, así como la negación de la experimentación de percepciones diversas que el ‘encierro’ en comunidades provoca; para Hopfgartner (2016) la comunidad es entendida a través de una mirada que comprende el flujo entre dos modelos de organización territorial que se comunican y conflictúan. Además, ella señala que, aunque se haya mitificado el carácter colectivo opuesto a las urbes, la organización tradicional de las comunas también incluye modos de vida cada vez más individuales. En ese sentido, la noción de “comunidad” de Bauman “Representa el tipo de mundo al que, por desgracia, no podemos acceder, pero que deseamos con todas nuestras fuerzas habitar y del que esperamos tomar otra vez posesión” (2003: 9) Es decir, finalmente el autor habla de una comunidad aislada, pequeña y autosuficiente, pero que en ella misma se halla su fragilidad. De esta manera, Hopfgartner plantea en su estudio de caso que las comunidades de Santa Clara de San Millán y de La Toglla sí mantienen relaciones de intercambio entre comuna y ciudad, pero no han conseguido tener el nivel de ‘lealtad’ de la que habla Bauman. Sin embargo, cabe señalar que la comunidad de La Toglla ha hecho esfuerzos por, a pesar de tener comunicación con la urbe, consolidar una identidad territorial, reafirmándose como parte del pueblo Kitu Kara.

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    2. Para dar respuesta a las preguntas aquí planteadas, efectivamente es necesario comenzar por reconocer el carácter polisémico de la idea de comunidad, lo cual nos lleva a reconocer como válidas las argumentaciones de Bauman, Sennet y Hopfgartner, entendidas no como teorizaciones abstractas sino como producto de reflexiones frente a contextos específicos y distintos. En este sentido, se deben considerar contextos específicos comunitarios como objeto de análisis, antes de especular sobre la generalización de lo comunitario y de este modo acercarse a establecer si es posible decidir por un modo de vida como el de "comuna capitalista" o "comuna comunidad". En el caso de las comunas en Quito es distintivo el énfasis que se pone a la idea de territorio como determinante de la vida comunitaria, rasgo distintivo frente a lo planteado por Bauman, quien hace énfasis en elementos como la identidad y lo étnico. En este sentido, lo territorial hace del conflicto de lo comunitario algo más tangible para las partes, aún cuando sus intereses y concepciones sean distintas.
      En cuanto a la mismidad, considero importante resaltar este como un carácter ideal de la comunidad para Bauman, pero que en la comunidad realmente existente se vuelve fuente de conflicto, ya que implica un aislamiento de la comunidad para garantizarse como autorreferente, agudizando la necesidad de vigilancia. Por tanto no es necesariamente un elemento a conservar en la comunidad, bajo la lógica que Bauman plantea de analizar el pasado para no caer en los mismos errores, ya que siempre la libertad y la seguridad son necesarias pero tienden a ser contradictorias.

      En esta dirección considero pertinente el llamado de Sennet hacia la exploración y diálogo con lo externo. Incluso en Amñerica Latina, muhos movimientos sociales basados en la defensa del territorio buscan relacionarse con otros movimientos de otras partes del mundo o regiones en busca de fortalecer lazos solidarios que permitan avanzar en sus luchas.

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    3. Para responder estas preguntas es necesario definir el significado de comunidad al que remiten. Por una parte, la comuna capitalista y la comuna comunidad son conceptos que emergen para dar cuenta de dos casos bien situados de comunidad. En este sentido, distan mucho del concepto de comunidad de Bauman. Por tanto, sí pueden existir comunidades ue se distancian de la mismidad y la homogeneidad con ue las caracteriza Bauman, comunidades con un proyecto basado en intercambios y no en el aislamiento y el control de la mezcla social, como dice Alfredo. Por otra parte, la comuna comunidad y la comuna capitalista no son dos destinos entre los ue todas las comunidades puedan “elegir”

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  5. En los textos Bauman y Senett nos invitan a un recorrido, en diferentes planes por donde se puede transitar una comunidad y nos describen quienes y cómo los que transitan por la comunidad son beneficiados y afectados por la misma.
    El mito de la calidez, la protección y lo confortable con el que se describe a la comunidad, como si del vientre de una madre se tratase, no parece coincidir con las realidades que se viven en la mayoría de comunidades.
    Nos reconocemos como iguales y diferentes, en cuanto la comunidad nos dota de características distintivas y, de manera casi innata, las manifestamos al mundo, como un resplandor que proyectamos casi naturalizado desde el momento en que convivimos en una comunidad.
    Esto nos da cercanía y la cercanía un deseo impetuoso de protección entre, y gracias a todas las características que una comunidad nos dota y reconocemos, son nuestros semejantes.
    Mientras más y más cerca nos encontremos unos de otros, iremos perdiendo individualidad, el individuo no sabe en qué parte termina él y en qué punto empieza el otro. Este conflicto, es percibido como una falta de libertad, el ego entonces desea manifestarse y de algún modo aislarse para poder sobrevivir ante las afrentas que son percibidas como ofensas por parte del individuo deseoso de individualidad. Sin embargo esa misma experiencia, le ha permitido gozar de la seguridad que da la comunidad.
    Este conflicto se agudiza en el momento en que se violenta esa privacidad, y como una casa sin cerrojo, fuerzas exteriores invaden de manera pasiva esa pertenencia, lo propio entonces no se refleja y la diferencia puede ser vista como amenaza y quizás y ahora los individuos en un proceso en el cual el mito de "la comunidad" se ve amenazado, recurrimos a la repulsión por lo mismo para podernos reconocer.
    Al intentar reforzar lo propio como un bien en amenaza, las comunidades a su vez, se cierran en una territorialidad que cela el propio concepto de comunidad. Esta acción los refuerza como comunidad y reanima todos los mitos de la comunidad. Es un momento de batalla en el cual la comunidad puede sentir unidad al defender un bien mítico como el bienestar que le entrega la comunidad. ¿Podemos sentir eso en los espacios que habitamos o simplemente es una ilusión y los intereses personales desdoblaron un mito que no ha podido correr con la misma velocidad que el crecimiento y modernización de las ciudades en Latinoamérica?

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  6. Bauman plantea tres características de la comunidad; la primera, es que debe ser “pequeña” para que la gente al interior de la comunidad pueda reconocer al otro y lo que hace este otro; la segunda, es que la comunidad debe ser “autosuficiente” para tener resguardados a sus miembros dentro de sus mismos linderos y, la tercera, abarcar la comunicación que existe para reconocer cuando llega información “de afuera”.
    Por su parte Sennet nos propone una idea de comunidad fruto del capitalismo, la alienación, la disociación entre sujeto y los otros, plantea las barricadas que se construyen en el interior de las comunidades fruto también de un proceso psicológico donde se plantean unas posturas y con el tiempo son asumidas y defendidas como parte de una “colectividad emocional” que se autodefine al interior de su misma comunidad creando barreras frente al mundo exterior, también las barricadas externas construidas desde la identificación como parte de, la necesidad de tener un contacto, cansado de la impersonalidad de la época tiene afán de pertenecer a un grupo para llevar la bandera de esos sentimientos de comunidad.
    Partiendo de estos dos autores me parece encontrar en ellos la idea de comunidad como un concepto homogeneizador, que desde su estructura coarta a los miembros de la comunidad, pues estos deben responder únicamente a los propósitos de dicha comunidad, obligándolos a tener cada vez una vida pública más reducida o sólo en función a su comunidad, esta relación contradictoria entre seguridad y libertad planteada por Bauman, afirma como el individuo entra a este campo de disputa, donde se le garantiza seguridad a cambio de su libertad o no puede desarrollar enteramente su individualidad si pertenece a una comunidad.
    De ahí que en el texto de Hopfgartner uno de los comuneros entrevistados dice “Formar parte de una comunidad […] tiene vínculo con el tema del territorio. Nosotros no seríamos lo que somos ahora si no tuviéramos territorio: sí hemos resistido, nos hemos constituido de pronto en una comunidad referente, luchadora por sus tierras en Quito. Es justamente por ese vínculo enraizado que tenemos por defender el territorio, eso creo que nos hace diferente de los demás (Entrevista a comunero de La Toglla, 2014).” Cuando uno de estos comuneros menciona que la lucha por el territorio es lo que los hace diferentes a los demás, ¿estaría creando barricadas desde el interior? O como dice Richard Sennet ¿Cuando las comunidades asumen un poder local no hay un poder real que tengan estas comunidades?.

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  7. Sennett (2011) menciona que la creencia en una comunidad a pequeña escala se ha vuelvo un ideal cada vez más poderoso, pues sería capaz de evadir la influencia de un entorno capitalista, de evadir el desconocimiento entre la gente. Sin embargo, también señala que la gente solo crece mediante procesos de encuentro con lo desconocido. Es necesario, por lo tanto, generar alternativas. Crear comunidad en la ciudad es un intento de transformar valores psicológicos en relaciones sociales, pero en este intento nos enfrentamos a un dilema: el precio de estar en comunidad se paga en moneda de la libertad. “Perder la comunidad significa perder la seguridad y ganar comunidad significa perder libertad” (Bauman 2003:11). De acuerdo a Bauman (2003), la comunidad solo puede sobrevivir mientras se mantiene inconsciente, si se alcanzará una comunidad consciente, estaría destinada a ser frágil y vulnerable, necesitada de una constante vigilancia, fortificación y defensa. Los casos de las comunas Santa Clara de San Millán y La Toglla estudiados por Hopfgartner (2016) son un ejemplo de los conflictos que el proceso de convivencia desplegada entre lo rural y lo urbano, lo comunitario y lo individual puede acarrear. Sin embargo, también son un ejemplo de conservación de la memoria y de identidad colectiva alrededor del territorio.

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  9. Según Bauman la comprensión que tenemos sobre la “comunidad” es siempre positiva, la significación que le damos tiene que ver con algo que beneficia al individuo, un lugar donde no somos extraños, donde nos sentimos bien. La buena voluntad mutua es la garantía de que un individuo puede encontrar apoyo y ayuda dentro de su comunidad, a diferencia de lo que ocurre en el exterior. Lo que significa la comunidad para la gente común y corriente tiene aún mayor sentido cuando observamos que vivimos en una sociedad individualista y despiadadamente competitiva, por lo que la comunidad se configura en un espacio que nos provee confianza y seguridad. Bauman plantea una relación dialéctica entre la seguridad y la libertad, no como dos elementos excluyentes, sino complementarios. Ante esto, si bien son dos caras de la misma moneda, cual es el elemento predominante en la comunidad, la seguridad o la libertad? Esa libertad producto del vivir en comunidad no existe únicamente dentro de la comunidad y se vuelve inexistente por fuera de ésta?

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