CURSO: HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA URBANA
FLACSO
MAESTRIA EN ANTROPOLOGÍA VISUAL Y DOCUMENTAL ANTROPOLÓGICO
SESIÓN 3: EL CARÁCTER URBANO DE LA SOCIEDAD MODERNA.
La "Ciudad Industrial " y la nueva forma de "vida urbana" que produjo no solo son efectos de la Modernidad sino que fueron sustanciales en su conformación. Las especificidades de este aporte es el motivo de la sesión.
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ResponderEliminarComo vamos??¡?¡?¡'
ResponderEliminarPRESENTADO POR: HUGO LASSO
ResponderEliminarABSTRACT Nº 1.
SESIÓN 3. El carácter urbano de la sociedad moderna
Richard Senett concentra su capítulo sobre el individualismo urbano en la tarea que tienen los planificadores de la ciudad en el siglo XVIII. Por supuesto que son las nacientes ciudades europeas en pleno proceso de industrialización las que tienen que ser reorganizadas en sus espacios que es ahora lo urbano. Las nuevas formas de vida urbana van ligadas al determinante flujo del comercio internacional que transforma la geografía contemporánea europea.
Si se considera que existe un nuevo tiempo para el desarrollo de las ciudades, que es el tiempo de producción en la industria y el comercio; son los espacios en los que el individuo se debate en torno a las ciudades, los que estarán concebidos por la dinámica social, económica y de clase que estructura las ciudades en este siglo llamado de la revolución urbana. La vida urbana entonces se debate a partir de la planificación y posterior transformación a partir de los proyectos urbanos de renovación. ¿Se transforma la vida urbana? Podríamos preguntarnos, desde luego que sí, ¿y de qué forma sucede?
“La ciudad parece mantenerse unida socialmente, precisamente porque las personas no están conectadas de manera personal”
La desconexión de la que nos habla Senett a partir de la novela de Forster, no es otra que la lograda por la renovación del espacio urbano, debatido principalmente por la dominación de clase y el papel de los planificadores. El individualismo unido a la rapidez en este nuevo tiempo productivo de mayores exigencias en el mercado, afecta directamente al individuo moderno al carecer de conexiones. Se podría plantear que los lugares de conexión se transforman, ahora en pasajes, también en el metro y las calles, en donde la sociedad comparte, lugares reconocidos como espacios de la vida urbana.
Las especificidades que podemos evidenciar sobre el aporte de la vida urbana y la ciudad industrial en la configuración del cuerpo moderno en la sociedad, están ligadas a la producción y el consumo de nuevos elementos circulantes. En ese sentido los pasajes parisinos dan cuenta de nuevos espacios urbanos, en los que el individuo descubre y experimenta nuevas percepciones sobre el mundo, comparte, ve al cielo y se encuentra protegido por el hierro y los grandes ventanales que, incluso llevan a la inspiración por el mundo. Paris capital del siglo XIX es en ese sentido la mejor muestra del desarrollo de la vida urbana desde esta concepción de las ciudades industriales, en rapidez y en desafío constante con sus antiguos regímenes.
El carácter urbano de la Sociedad Moderna
ResponderEliminarEl urbanismo y lo social van de la mano, lo urbano como un carácter de los social está reflejado en ambos textos aunque de formas totalmente distintas, a partir de lo social se puede entender cómo se produjeron reformas urbanas sobretodo en lo que se refiere a la etapa moderna, época donde se van a presentar cambios no solamente a nivel social (organización y distribución) sino también a nivel urbano traducidas en lo que sería la disposición y planificación de las ciudades.
La lectura de Senett ejemplifica cómo influyeron los cambios arquitectónicos, de reordenamiento urbano y aquellos relacionados con los adelantos industriales en ciudades como Londres y París, estos cambios produjeron también profundos cambios en el comportamiento y en las prácticas sociales de sus habitantes, mismas que luego serán adaptadas por otras ciudades. El individualismo, es un concepto que parece a ser trabajado en la modernidad, el respeto del espacio privado y del silencio creado a partir de los viajes en tren y de la lectura solitaria en cafés, al parecer el anonimato también era parte de ser moderno. Senett analiza cómo las transformaciones o modificaciones de un objeto particular pueden mostrar los cambios sociales y morales de la modernidad, un ejemplo de esto es cómo el autor explica el desplazamiento de clases medias y bajas hacia los límites de las ciudades a partir del metro, que no solo era un medio de transportar a las masas a los distintos puntos de las urbes, sino también se convirtió en un lugar de confluencia y convivencia.
Frisby por su parte agarra el concepto de flâneur y lo desmenuza desde varios autores, el principal Benjamin quien es uno de los primeros en utilizar a este paseante como un personaje moderno que nos permite entender la dinámica social y cómo influyeron los cambios urbanos en los individuos. El flâneur será visto como una especie de cronista cultural, observador de detalles y sobretodo espectador del cambio social y cultural provocado por la serie de innovaciones que trajo la etapa industrial. La aparición del flâneur está ligada a la idea de los pasajes de París, al dominio de las mercancías y al aparecimiento de tecnologías como la fotografía. El paseante y el oficio de pasear verán en las masas su refugio y en las ciudades un laberinto por descubrir, aquellos de los que hablarán en sus escritos porque el flâneur produce textos a partir de las lecturas que hace en las calles, bibliotecas o pasajes.
A partir del contexto cultural y social ambos textos ejemplifican lo que significó el crecimiento de los espacios urbanos y cómo los mismos determinaron las nuevas formas de observar, pasear y comportarse en la sociedad, para mi esto se traduce en la adquisición del individualismo y de su puesta en práctica.
El carácter urbano de la Sociedad Moderna
ResponderEliminarA través de la descripción de un personaje, el Flaneur Walter Benjamin en su obra “Paris, capital del siglo XIX” describe las transformaciones que sufre esta ciudad durante el siglo XIX y atraves de este ejercicio, nos habla del aparecimiento de la ciuda moderna.
Es, en clave social el paso del parís del Flaneur al parís de la multitud; en clave espacial es el paso del pasaje donde se pasean los habitantes al paso de tortugas, al Paris de las grandes avenidas donde el ritmo marca la velocidad de circulación, es además el paso de Paris de tiendas especializadas al Paris de los grandes comercios donde por primera vez es posible aceder para la gran mayoría ( clase media adinerada) de una gran cantidad de mercancías .
Renato Ortiz (2000: pg102) plantea un periodo para estas transformaciones, a través de su estudio de la obra de Benjamín, y la señala desde 1828 hasta 1913, es decir desde que aparece el primer ómnibus hasta que desaparece el último carruaje tirado por caballos .
Señala que Benajmin plantea la existencia de dos modernidades, la primera fruto de la revolución industrial, donde está presente la superproducción, búsqueda de eficiencia, contrastada con sobre población, sofocamiento y miseria ( Ortiz: pg103). La segunda modernidad esta planteada por el desarrollo de la tecnología de las comunicaciones y de la producción de equipamientos e industrias vinculadas a la ciudad.
Pero la segunda modernidad también es la que permite el aparecimiento de la mercancía como bien de consumo masivo y con este consumo, el aparecimiento de la multitud de consumidores, desaparece el individualismo en el consumo pero asi mismo el termino multitud implica la existencia de una masa anónima de caminantes que circulan rápidamente por las grandes avenidas Haussmanianas. El parisino se volvió un ser desraizado (Benjamin 1986:185). Sennett analiza cómo se plantea desde una visión de control social el aparecimiento de vías de alta circulación que se proponen en la ciudad como barreras sociales, Al mismo tiempo que el ritmo de la historia dilata y acelera los pasos del transeúnte (Ortiz: 109), los espacios para la reunión y debate social desaparecen atrás de una apariencia de existencia, me explico con el ejemplo del Regents park en donde Nash creó una gran explanada de prado que aunque visualmente invitaba al a reunión, en la realidad estaba muy separado del caminante pues lo franquea una vía muy ancha y con alto trafico, algo similar sucede en Paris en sus vías y aun en sus aceras donde no hay tiempo para el descanso y el paseo, es casi necesario siempre caminar.
La ciudad moderna, tanto en el pensamiento de sus creadores, sus estudiosos y sus propios habitantes se convierte en lo que Le Corbusier nombra como una máquina para vivir.
Donde prima la salubridad, la producción de mercancías y el control social, no es un espacio para la Flanerie, pues este es considerado “un acto improductivo y sin sentido”
La ciudad se fragmenta y al unirse con sus pares globales a través de la posibilidad de transitar entre ellas el observador construye un mundo que en si mismo no es una materialidad integrada.
Resumen de John VInueza
EliminarGuido Salazar Estacio/ Antropología urbana
ResponderEliminarModernidad, cuerpo y ciudad
El análisis de la constitución e historia de la ciudad industrial, desde la perspectiva de Sennett, permite entrever las lógicas de cómo operan las ciudades en el marco de una estructura que se define en el orden de lo político. Londres, Roma, París, New York, Berlín, son algunos espacios que incluye a su análisis en el contexto de la configuración histórica de la revolución urbana desde el siglo XIX. Desde ese contexto muestra la importancia de identificar la base social e histórica que conforma al sujeto moderno en la prefiguración de un elemento que se mantiene en el tiempo: el individualismo -como racionalidad práctica del poder y el control social-.
Las evidencias que deja la condición histórica de las ciudades se objetivan en las formas de control racional de los sujetos sociales; esta condición se representa desde la misma infraestructura en lógicas de clase del ordenamiento del espacio. Desde esa perspectiva la ciudad es el espacio del control del poder político y el individualismo su raíz más íntima. Así se produce la soledad cívica de la existencia humana donde “cada persona se comporta como si fuera una extraña respecto al destino de los demás” (Sennett en referencia Tocqueville; 2007:344). Esto significa que el individualismo se determina en la indiferencia y a su vez en el distanciamiento de la vida comunitaria.
La pérdida del sentimiento de sociedad que se difumina con la implosión profunda del yo y el olvido gradual de una sociedad sin destino compartido, genera una estructura de equilibrio social que permite el control de la organización y el orden político en lo cotidiano. Es una forma de control racional que se define tanto en las condiciones de la infraestructura de las ciudades como de sus trayectos urbanos. Un proceso que está presente en las reconfiguraciones del espacio respecto del transporte, la ubicación de las instituciones estatales, religiosas; las determinaciones sociales de los barrios y sus sistemas diferenciales de clase; entre otros temas que conforman el laberinto de lo urbano. En ese contexto el individualismo opera en la estructura del movimiento urbano y es en sí mismo el esqueleto que estructura la pasividad del orden social.
En materia de investigación urbana lo anterior abre la discusión de que observar la ciudad significa profundizar en las estructuras que surgen a efectos de la modernidad. En ese contexto se deben plantear los principios metodológicos que permitan describir, comprender y analizar el mundo urbano. Es la condición dialéctica que se origina en la figura del Flaneur que evoca Benjamin, el cual responde a un tipo de exploración del contexto urbano que permita leer y observar la ciudad como un lenguaje textual; y así reafirmar las lógicas de producción que encaran la investigación social en base a la descripción y análisis de la ciudad.
El Flaneur es una figura que se profesa en la configuración de un personaje de dimensión detectivesca; en ese sentido encarna en sus andanzas la metodología de acceso a la urdimbre de conocimientos que la ciudad, su gente y espacios muestra. Un proceso que define la vinculación del andar cotidiano en la inmersión oculta de las representaciones modernas de la ciudad; lo cual da cuenta de las narrativas del espacio referidas a la memoria y la configuración onírica de una ciudad que se recrea en el fetiche de la mercancía; que es a su vez “un mundo narcotizado, una forma particular del recuerdo y la memoria del pasado como inmediatez de nuestro presente”(Frisby; 2001:44).
Lo anterior implica el reconocimiento de que en la ciudad se oculta una dimensión política que puede explorarse desde la relación intrínseca de la metrópoli con el mercado y los movimientos sociopolíticos. Una exploración de la actividad pasiva de lo sujetos que viven la seducción fantasmagórica de una modernidad dispersa y fragmentaria en sus dimensiones temporales.
EliminarAsí Frisby describe a Benjamin y plantea la perspectiva de una investigación social como proceso de rastreo de las ilusiones y racionalidades construidas, de las prácticas y discursos que evocan los laberintos de una modernidad a ciernes, en sus ciudades y su gente. La ciudad que representa el escenario para el extrañamiento y su divulgación; para la exploración de lo humano y sus formas de habitar la memoria que no son su pasado sino el medio de su vivencia y contacto. De ese modo se plantea los procedimientos que han de marcar la “lectura, registro, extracción, ordenamiento, reconstrucción, desciframiento y otras actividades (…) que pueden considerarse etnografías” (Frisby; 2001:56); para así asumirse en el Flaneur como principio de la exploración dinámica y profunda de la realidad urbana.
“Hoy, cuando el deseo de moverse con libertad ha triunfado sobre
ResponderEliminarlos estímulos sensoriales del espacio en el que se desplaza el cuerpo,
el individuo móvil contemporáneo ha sufrido una especie de crisis táctil:
el movimiento ha contribuido a privar al cuerpo de sensibilidad. “
(Senett, 2007:274)
En los textos arriba mencionados, los autores piensan a la cuidad como un espacio “lleno de sorpresas” y de frecuentes cambios sociales, políticos, económicos, geográficos, paisajísticos y demás. Ciudades como París, Nueva York, Londres dan partida para pensar el urbanismo en donde se manifiesta el modernismo del siglo XIX, con ello el desarrollo del capitalismo y por ende la lucha de clases
El urbanista Walter Benjamin describe dichas transformaciones basándose en París y su cultura como ejemplo. Este autor se refiere a Baudelaire para dar cuenta de que la ciudad, se puede constituir en un objeto alegórico, que de acuerdo al autor toma cuerpo en temas como: iluminación a gas, sistema ferroviario, pasajes, electricidad, fotografía. De esta forma se ve cómo la ciudad va acuñando cada vez más alegorías a tal punto de que los caballos fueron sustituidos por los autos y trenes; los pasajes o corredores fueron reemplazados por espacios grandes entre acera y acera para la circulación y comunicación de la gente; la creación de cafés para la reunión de las personas para tratar temas políticos, luego sociales.
Tanto Senett como Ortiz, sugieren que con todos estos hechos surge el individualismo que de acuerdo a Tocqueville (En Ortiz 2000: 344) es una especie de soledad cívica, en suma cada uno ve por sí mismo. Así también el individualismo puede entenderse en la construcción de edificios, hoy en día de departamentos más pequeños en donde el ser humano tiende a ensimismarse y de la misma forma busca más comodidades, que de acuerdo a Senett no genera molestia en las personas, pero hasta cierto punto las vuelve más dependientes de la tecnología. Ortiz muestra dos tipos de modernidades, la una proviene de la Revolución Industrial y la otra se apoya en sistema técnico, considerando a ello como lo tecnológico.
Finalmente, los autores consideran lo urbano como un espacio por el que indudablemente ha pasado la modernidad: calles, casas, edificios, vitrinas, callejones, autos, trenes, sillas, cafés, etc., el individuo se ha vuelto más individualista, el otro no es un otro de carne y hueso, es una piedra, es una vitrina.
Reseña 1
ResponderEliminarHistoria y antropología urbana, FLACSO, ECUADOR
Casandra Sabag Hillen
Tema. El carácter urbano de la Sociedad Moderna, diálogo entre Richard Senett y David Frisby
¿Cómo es el carácter de la ciudad de principios de siglo XX en Europa? Sennet nos esclarece la vida urbana de Londres bajo esta consigna “el cuerpo individual en movimiento”. (Sennet, 2007: 347). Lo cual implicaría un cambio en la vida social, donde el ciudadano se desprendía de los compromisos sociales a gran escala y se concentraba en un mundo mucho más individual que exigía espacio y tiempo definidos; mientras se estimulaba la contemplación de una vida urbana pública exterior. Sennet nos plantea a través de ciertos relatos literarios y la observación histórica de la época cómo la vida de este nuevo ciudadano se acotaba en “las experiencias del movimiento y de la pasividad corporales” (Sennet, 2007: 344). En cambio, Frisby sobre la imagen del flâneur, analizado por Benjamin, encuentra un tipo de ciudadano espacial, enmarcado en las condiciones especificadas por Sennet, en las que este sujeto “individualista urbano” realiza “una actividad positiva de individuos que no están totalmente sumergido en la multitud” (Frisby, 2007: 49). Por lo que rescata dentro de la nueva definición del hombre urbano, la posibilidad de desarrollar habilidades críticas frente a su propia condición. Frisby argumenta que “el flâneur como observador no puede ser reducido al espectador pasivo (…) la actividad de la observación vigilante en la metrópoli moderna es un método multifacético para aprehender y leer los complejos e innumerables significantes del laberinto de la modernidad.” (Frisby, 2007: 52). Si bien para Sennet el carácter urbano moderno generó un espectáculo de la vida exterior y se aisló de la vida interior de forma mecánica, generando experiencias fragmentadas de los individuos, a manera de mosaico, en que el valor de la discontinuidad se convierte en la forma de estructurar este carácter urbano, Frisby rescataría el personaje del flâneur como un investigador social, sin reglas cientificistas, que desde adentro analizaba cómo el espacio fue superado por el tiempo en la nueva experiencia de las grandes ciudades europeas.
Ante el perfil del hombre citadino de estas primeras grandes urbes, me hacen pensar en el personaje de ficción del relato escrito por Herman Melville en 1853, “Bartebly el escribiente”, es un relato ubicado en a mediados del siglo XIX, en una oficina donde el trabajo que se exige es hacer copias de documentos. Bartleby es el nuevo empleado y adquiere ciertas características de apatía, ensimismamiento frente a lo que lo rodea. Realiza lo estrictamente necesario apelando a una frase “preferiría no hacerlo”. Esta mecanización del trabajo, de la rutina diaria y del despojo de empatía por grandes ambiciones, de la vista desde su ventana a un gran muro de ladrillos, sería la caricatura exacerbada del hartazgo del nuevo hombre de la ciudad. Me parece también que Melville, a través del narrador del relato, el jefe de Bartleby, genera una sensación de observador, que no actúa frente a su contexto sino que lo experimenta y lo analiza. Un tipo flâneur que cuestiona el tipo de humanidad que construye un personaje tan abandonado de sí mismo como su empleado.
Guido Salazar / Antropología urbana
ResponderEliminarThe time is money
La mentalidad moderna estructurada en la vida práctica de la economía monetaria determina las relaciones sociales en el cálculo, en la fría ecuación que produce la aritmética como naturaleza calculadora. Así se introduce la vida moderna en el tiempo humano con la frase the time is Money; y atraviesa la historia en el movimiento singular de los relojes de las multitudes solitarias, de sus identidades y diferencias que objetivan la individualidad en el círculo de una metrópoli dominada por la industria y el mercado.
Desde el siglo XIX el individualismo cruza las fronteras físicas y humanas en la tónica profunda de las dinámicas sociales. Lo importante de este proceso es que crea la dimensión humana que conforma la individualidad en la exactitud, cálculo, razón; en la inmersión profunda de los individuos al trabajo, a sus funcionalidades, especializaciones y servicios que remarcan su proceso distintivo como sujetos sociales. En tal razón “el carácter segmentario y el mayor contenido utilitario de las relaciones interpersonales en la ciudad, donde se halla su expresión institucional en la proliferación de tareas especializadas que alcanza su forma más desarrollada en las profesiones” (Wirth; 1988: 41).
Es así que la metrópoli en sus libres bifurcaciones, en la esencia laberíntica de sus proyecciones humanas, define la individualidad en las exigencias de la vida social, recrea la vida síquica en la realidad objetiva que se estructura en las prácticas sociales y capacidades intelectuales de la vida metropolitana (Simmel; 2002). En ese sentido la modernidad es un mundo encarnizado al individuo, internalizado en la economía monetaria donde la expresión del dinero se confina a todos los valores, a los procesos de interrelación del mundo individual/heterogéneo en la metrópoli -el mercado que se afirma en la división del trabajo-.
Así la ciudad se convierte en la sede de aquellos intercambios que reproducen las formas y contenidos de la vida metropolitana, en un proceso que varía de acuerdo “al número de habitantes, la densidad y las diferencias de tipo funcional del ciudades” (Wirth; 1988: 35). De ese modo se configuran sus dimensiones, en el contexto histórico que augura el pasado en las formas presentes de los sujetos sociales, en su densidad e interacciones y en el marco que define sus procesos productivos. En esos aspectos se recrea la urbanidad en la relación constante de lo global y lo local, en las particularidades culturales de apropiaciones simbólicas donde la ciudad es el centro -la creación que nos aguarda y nos condena a vivir en sus adentros, porque de fondo al crear la ciudad los seres humanos se creamos así mismos- (Park; 1999: 115).
Sesión 4
ResponderEliminarAti Egas
Louis Wirth en El Urbanismo como Forma de Vida ofrece un acercamiento al concepto de urbanismo mediante procesos sociológicos que innatamente son o tratan de dar una mirada mas global de lo aquí tratado. La ciudad tildada como esquizofrénica, bipolar e individualista no es una tarea fácil de albergar en definiciones universales. A pesar de la estructuralización que brinda este ensayo, las siguientes pautas brindan algo que pensar sobre el concepto del ser ‘urbano’.
Vemos que la cantidad o el número de habitantes es un factor importante en la caracterización de una ciudad, a pesar de las diversas excepciones que mas allá de los logros institucionales que brindan los censos, el número no es según Wirth característica principal que haga de un espacio- un centro urbano. Cabe recalcar que ya sea la ciudad pre- industrial o mercantilista; la aglomeración humana debido a los cambios en el capital que llevaron a la misma creación de ciudades o centros urbanos es un factor numérico difícil de pasar por alto.
Como sabemos, las características principales de una ciudad cuentan con centros de banca, arte, comunicación, transporte y demás que no solo afectan las relaciones sociales de los usuarios sino que también crean la categoría ‘personas urbanas, quienes “estén donde estén” llevan a cabo su vida mediante las ideas, tecnologías, comunicación de la urbe.
En cuanto a las generalizaciones que se hace de las transacciones sociales, si se quiere, están aquellas que resaltan la individualidad y la auto-alineación:
“Vemos el uniforme que revela el papel de los funcionarios y pasamos por alto las excentricidades personales que se ocultan tras el uniforme.” (Wirth, 1998:43) Esta cita, mas allá del ejemplo y la objetividad de su informante, Wirth de alguna manera justifica este desinterés del ser urbano con una aproximación de Darwin y Durkheim: “Como ya dijo Darwin refiriéndose a la flora y la fauna, y como dijo Durkheirn … un aumento de número cuando el área es constante (es decir un aumento de densidad) tiende a producir diferenciación y especialización, porque sólo así puede el área sostener ese aumento de número. La densidad refuerza así el efecto del número diversificando aún más a los hombres y sus actividades y hace más compleja la estructura social.” (Wirth,1998: 42) Al leer esta cita desde la abstracción de sus posicionamientos o desde las leyes orgánicas de la naturaleza tienen sentido. Sin embargo, el hecho de que “negros se asienten en áreas densamente urbanas” no es una cuestión de selección natural, sino de políticas especificas de segregación y hasta de eliminación de ciertos “seres urbanos.”
Finalmente, rescatando “el sello de nuestra vida social rural tradicional” que previa a toda vida urbana, y en relación a esta se habla de la debilitación de los “vínculos de asociación humana”, ya sean debido a la tradición rural innata en todo ser urbano o la explotación de la vida de ciudad- existen muchos gremios que buscan relacionarse mas homogéneamente o si se quiere mas ‘ruralmente’- véase tribus urbanas…
SESION 4
ResponderEliminarLos textos sugeridos para la sesión presentan a la ciudad como el centro del orden y control, no solo de la vida económica, política y social, sino también se encarna en la vida psíquica de los individuos, entre algunas razones es por el ritmo rápido e ininterrumpido con el que tiene que trabajar y responder para producir. La sociología ha dedicado varios estudios entre ellos Weber, Durkeim para definir a la ciudad puesto que tiene variaciones en tanto densidad, historia y distintas condiciones.
Como ya se ha revisado, la individualidad que genera la ciudad conduce a que todas las relaciones emocionales entre las personas que encuentra en cada calle, en cada rincón, tengan como principio en la individualidad, siendo incluso indiferente de sí mismo. Desde la psicología, el lugar en donde el ser humano habita es un espacio constructor de la personalidad, de las identidades y de los sentidos, es sí que de acuerdo a Wirth (1998) “el individuo gana, por una parte, un cierto grado de emancipación o libertad respecto a los controles emotivos y personales de grupos íntimos, y pierde, por otra, la autoexpresión espontánea, la moralidad y el sentido de participación que aporta el vivir en una sociedad integrada”.
Un aspecto que me gustaría rescatar de los textos es la idea de cambios conceptuales y estructurales que poco a poco se va teniendo de la familia, puesto que en el caso de los países occidentales, pues cada vez se van debilitando cada vez más los lazos de parentesco y la importancia del trabajo mancomunado como base tradicional de solidaridad social. La concepción de tener uno o máximo dos hijos, ordena de alguna manera también a la ciudad ya que se tiene más comodidad, más espacios, más libertad. De este modo, el ordenamiento social de las ciudades, también ordena a los seres humanos, también hay estándares de cómo se debe actuar, hablar, vestir, caminar, el individuo permitió ser parte de un engranaje en el que prevalece la organización de poderes y cosas. El poder de lo objetivo, lo numérico contrarresta a lo subjetivo y a lo espiritual. Esto me lleva a pensar sobre las personas que han sido marginalizadas y ubicadas en las periferias, porque en buena parte tiene que ver con no vestir, no pensar, no hablar, no tener lo que en la ciudad tienen. La periferia es según Park (1999) una mera extensión de la comunidad urbana, dándole un carácter distintivo de todos los demás. La ciudad crece por expansión, pero mantiene el carácter selectivo y segregativo de su población, de tal modo que hay una lucha por el espacio y sobre todo por el acceso a lo que la ciudad oferta.
Guido Salazar Estacio/ Antropología Urbana
ResponderEliminarLa plataforma investigativa de Redfield y Lewis
Sin duda uno de los temas importantes de la investigación social del campo urbano se marca en el debate entre “el continuo folk urbano” de Redfield y “la cultura de la pobreza” de Oscar Lewis. Estos autores crearon la plataforma desde distintas perspectivas teórico-metodológicas para la investigación de la ciudad y sus procesos migratorios. Además de ser muy influyentes para el desarrollo de estudios sobre la ciudad latinoamericana.
Un elemento importante de la perspectiva teórica y metodológica de Redfield es el estudio sobre las relaciones sociales de dos tipos de sociedades: la urbana y rural o folk como la define el autor. Sus estudios etnográficos, realizados en el contexto mexicano, dan cuenta de un proceso de análisis importante para entrever las distintas dimensiones que se crean en la temática tradición-modernidad. Para el autor estas sociedades son profundamente distintas en su razón de ser e identidad por lo cual la única transformación social y cultural posible será en el contacto. En ese sentido se remarca por una parte una visión crítica a este enfoque y por otro lado incorporación metodológica a las lógicas de planificación urbana. Esto en relación al carácter evolucionista de tipo etnocéntrico que representa esta perspectiva, en donde la ciudad se define como el mundo civilizado al cual la sociedad rural de incorporarse en un proceso de ascenso civilizatorio, en un continuo folk urbano. Frente a esta perspectiva Oscar Lewis es quien lo confronta y arremete sus críticas referente a la propia noción de lo folk que desde autor asume una tarea homogenizante de las lógicas que configuran la sociedad urbana, lo cual no solo deja de un lado las relaciones económicas y divisiones políticas que definen la pobreza de estos grupos, sino que también encuentra su límite en la observación del arraigo y desarraigo que los grupos culturales construyen en la ciudad.
Vale resaltar que a nivel metodológico las dos perspectivas acceden a campo desde dos condiciones distintas y válidas al mismo tiempo. Mientras Redfield definió su trabajo como un experimento de laboratorio en base a la selección de cuatro comunidades, definidas en una línea imaginaria y evolutiva respecto del contacto con la sociedad urbana y el grado de mayor o menor urbanidad. Por el contrario, Lewis definió que esta aproximación debía considerar también un enfoque sicológico e histórico de las comunidades, para así esclarecer como se dan esos niveles en los cambios culturales, si dependen o no de la relación de formas civilizatorias externas o más bien corresponden a otras formas propias de la heterogeneidad histórico cultural que las mismas comunidades encierran.
Vale decir que si bien estas perspectivas hoy por hoy encuentran sus limitaciones teórico metodológicas, cada una ha desempeñado un papel importante como plataforma investigativa de los estudios urbanos de diferentes regiones, como es el caso Latinoamericano. Lo que ha significado una práctica de reinterpretaciones y readecuaciones teórico metodológicas en cada localidad; y también, la profundización de diferentes estudios relacionados a las lógicas de transición que priman en las dinámicas migratorias y los procesos de urbanización social, en el marco de las construcciones históricas, económicas, sociales y culturales de las comunidades.