miércoles, 27 de enero de 2016
Sesión 8. "No hables con extraños" La crisis de la sociabilidad urbana.
Un fenómeno que resulta sintomático de los cambios contemporáneos en la viva urbana es la "agorafobia", entendida como el miedo al contacto y a la vida pública, y el consecuente confinamiento en la vida privada-doméstica. Bajo el principio de "seguridad" la desconfianza y recelo frente a "los extraños" se ha vuelto una forma de convivencia problemática en tanto recupera un sentido de "comunidad" capaz de negar derechos como forma de mantener una asociación basada en el miedo. El proyecto residencial "Isla Mucolí" en Guayaquil es un caso emblemático de las tendencias segregativas del urbanismo contemporáneo.
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Buenos días. He aquí mi pregunta:
ResponderEliminar¿Cómo las prácticas de encubrimiento que se viven en la cotidianidad de los encuentros -muchas veces fugaces- entre desconocidos, puede ayudar a reducir la incertidumbre propia de la vida pública en las ciudades modernas?
Después de leer los textos se observa que los "practicantes de los urbano" (Delgado: 16), viven en un estado de incertidumbre y vulnerabilidad , pero no es esta condición humana el cimiento de un poder político?. Talvez el poder político no tiene necesidad de contribuir a la producción de inseguridad existencial , suficiente con los caprichos del mercado que atraviesan las fronteras y logran mover los cimientos de seguridad personal. El Estado contemporáneo busca alternativas para que nos sintamos desprotegidos, ansiosos y que mejor alternativa que los extraños , la seguridad personal se ha vuelto un objetivo por parte del estado y creo que personal también, la urbanización en torno a conjuntos con seguridad las 24 horas y altas murallas , calles cerradas en las que solo entran los residentes son ejemplo de esto. Pero es paradójico porque como lo muestra Delgado las ciudades empezaron siendo "cobijo para heterodoxos y rebeldes" una ciudad anomica, entonces porque alejar a los extraños si por origen nunca fue una comunidad heterogénea? . Ademas de ver a los "extraños" como un instrumento para la legitimidad estatal, y un desfogue para nuestros miedos , ¿que otras características se les puede dar? , yo consideraría que ya que estamos en la lógica del mercado de sacar provecho a todo porque no aprender lo que tienen que decirnos los extraños que si tienen un rostro reconstruyendo la comunicación , así que "Habla con extraños"
ResponderEliminarHola compañeros, mi pregunta en base al texto de Delgado:
ResponderEliminar¿Cómo abordar desde la antropología, el arte o cualquier otra disciplina al inmigrante, a partir de la idea de “darle voz”, pero respetando al mismo tiempo su derecho a la indiferencia?
¿Segregamos todo el tiempo de una u otra manera. Con la mirada, con el silencio, la indiferencia, nuestros elementos privados? ¿Acaso como seres urbanos estamos históricamente condicionados a encerrarnos en nosotros mismos y nuestros pequeños "círculos de confianza y confort? Y así entonces, a pesar de la conectividad y demás herramientas de interacción contemporánea ¿estamos cada vez más cerrados al mundo que nos rodea?
ResponderEliminarHola a todos, en más de una de las lecturas se menciona el concepto de mascaras y de la autenticidad en cuanto a la identidad, si se supone que en realidad toda identidad es cuestionable, entonces todos son extraños. Dadas tanta influencia desde afuera en cuanto a lo que somos, específicamente en diferentes circunstancias y en relación a diferentes personas ¿Es posible pensar en una identidad autentica?
ResponderEliminarAndrea, justo me quedó rondando esa idea de la autenticidad y las máscaras. No sé qué tanto plantearla como una cuestión de auténtica identidad, sino una ‘carta de presentación’ hacia el extraño en contextos de tránsito, para así facilitar la convivencia y evitar conflictos. En el texto de Goffman se ofrecen una serie de prácticas sociales incorporadas, territorios del yo marcados por señales, reservas e infracciones, y Delgado señala una especie de ‘opacidad’ permitida. A pesar de esas normas y ocultamientos acordados, también señala que nos basamos en impresiones fragmentarias de signos externos, lo cual sí marca una diferencia en las relaciones con desconocidos.
EliminarHace un tiempo, en un congreso de la ANUIES en México, un investigador social de un pueblo originario explicaba lo complejo que le resultaba el aspecto identitario en un contexto marcado por muchos encuentros breves y con poca profundización: si usaba la vestimenta típica, lo hacían menos; si no la vestía, le recriminaban el no sentirse orgulloso de su origen.
Las apariencias influyen en esa convivencia cotidiana con personas, en el tránsito diario somos máscaras. En lo personal, estuve un par de años con rastas y no es el mismo trato por parte de desconocidos con que sin ellas. Nos pensamos cómo nos adivinan a nosotros mismos, por ello esa tendencia a no revelar mucho.
Alejandro.
Las mejores ciudades para vivir son las que tienen una mejor seguridad. Las cámaras de video-vigilancia nos dan seguridad, nos sentimos protegidos, qué pasa si un día alguien se sienta a observar a la cámara, a la persona detrás del monitor, ¿Ese individuo se convertiría en amenaza? Eso es lo que sucede con las personas de las ciudades urbanas y modernas y civilizadas, donde prima el individualismo y las relaciones efímeras, el momento que uno trata de hacer comunidad o le observa a alguien muy fijamente, le está quitando su derecho a la indiferencia y llegará la “seguridad” a castigar al agresor.
ResponderEliminarDelgado dice que todos tenemos un guión, el cual, debemos actuarlo correctamente respetando las reglas del juego de las relaciones personales, donde no amenazamos con el espacio de los otros ciudadanos y a su vez ellos de manera reciproca respetan nuestro espacio, como vemos en el texto de Goffman.
Pero este miedo al otro, los estigmas generados en nosotros, no solo hacia la gente de otros países, sino a las personas de nuestro mismo país, es un medio de control apoyado por las clases ricas. Como dice Lorena, este sistema ha instaurado el miedo en nuestra mente, el miedo a todo y empieza por el miedo al otro, el cual está justificado por el tema de la migración y va hasta los pobres de la ciudad, tenemos que amurallarnos del otro, protegernos, es un discurso de los que tienen algo que perder, porque si ya no tienes nada ¿de qué miedo hablamos?
El capitalismo industrializado, ha hecho que todos tratemos de ser como los cuadros de Hopper, mientras más solitarios, mientras más individuos, más ciudadanos de una ciudad moderna, más libres y mientras tanto la vida en comunidad se ve como un espectáculo, cuando en la plaza hay bailes típicos, la gente sonríe y toma fotos, es un espectáculo, y precisamente por esto es maravilloso cuando en la ciudad se ven las manifestaciones de comunidad, cuando son originales y no son creadas para el turista, rompen totalmente con esto del individuo y de las ciudades modernas y por más que lleven años peleando por lo menos en Ecuador se sigue viendo y viviendo las dos realidades, por un lado los pasajes parisinos y por otro los aguateros indígenas.
Nuestras madres nos dicen “No hables con extraños”, porque tienen miedo de que se nos peguen las malas costumbres o que nos hagan daño, pero acaso no es lo que el sistema busca, qué tengamos miedo hasta de nuestros vecinos y así dividir a una sociedad que unida tendría voz y voto en las decisiones políticas, económicas y vitales dentro del mundo? No entender no es sinónimo de malo.
Hoy en día se restringe el espacio de lo público, como en el libro La paloma de Süskind, la individualización enferma al individuo, porque cuando estas solo es más fácil ser controlado, lo irónico es que el sistema crea anomia, genera masificación, gente acrítica pero a su vez necesita identificarnos, contarnos y vigilarnos. Como los Lampedusianos, se cambian ciertas cosas para que todo se mantenga igual y vivimos bajo una vigilancia colectiva, no seguridad.
Carmen Páez Vintimilla
Buena tarde
ResponderEliminarMe parece oportuna esta paradoja que señalas, Lorena, acerca de las ciudades como comunidades heterogéneas y a la par la urbanización de conjuntos privados. No sé si responda únicamente al Estado, sino a diversos factores sociales –que es un poco lo que discuten Delgado y Goffman-. Me remitió directamente a cómo los espectaculares de condominios y fraccionamientos suelen incluir en su publicidad ideas en torno a ‘estar lejos de la ciudad’, ‘otro mundo dentro de la misma ciudad’ y demás. Se vende la ‘exclusividad’, pero también la tranquilidad y seguridad, lo cual se relaciona con lo que plantea Alfredo para la sesión, sobre la problemática del sentido de “comunidad” cuando prevalecen actitudes de desconfianza hacia el extraño.
Como señala Bauman, “las comunidades cerradas estrechamente vigiladas por los guardias y medios electrónicos que contratan o compran en cuanto tienen el suficiente dinero o crédito para mantener su distancia respecto a la confusa intimidad de la vida urbana ordinaria, son comunidades sólo en el nombre”.
Sobre la pregunta de Laura, considero que son esas prácticas de encubrimiento las que permiten una convivencia ‘implícitamente acordada’ entre desconocidos en las ciudades modernas, en este gran proceso automático basado en las micronegociaciones señaladas por Delgado. Siguiendo con este antropólogo español, hace alusión a esas impresiones fragmentarias que todos nosotros nos hacemos sobre los otros –e inclusive sobre nosotros mismos-, y cómo dichas impresiones parten de las prácticas de encubrimiento que indicas, Laura, pero que no necesariamente se plantean con la intención de engañar al otro, sino de cooperar a controlar esa incertidumbre. Lo que no estoy muy seguro es si todos esos encubrimientos y máscaras sean iguales, es decir, que hay distintos tipos de anonimato.
Alejandro Ponce
Hola, buenas tardes.
ResponderEliminarRecurriendo al texto de Goffman, desde esta perspectiva de las reivindicaciones territoriales (situacionales y egocéntricas), ¿cómo podríamos hacer una lectura de estas relaciones en las ciudades latinoamericanas, considerando el elemento colonial? O algunos otros aspectos como la etnicidad.
Gracias, buenas tardes
Hola compañeros,
ResponderEliminarQuisiera plantear mi comentario en torno a las preguntas de Denisse y de John.
Con respecto a "darle voz" al migrante, considero que Delgado plantea una propuesta en "Sociedades Movedizas". Desde el pensar en la multiculturalidad a partir de la concepción del Espacio Público. Habla de este último como "una esfera para la acción comunicativa ejercida en todas las direcciones y para el despliegue infinito de prácticas y argumentos cruzados
entre personas que se acreditan mutuamente la racionalidad y
competencia de sus actos" (Delgado 2007, 200). Así, considero que su propuesta para "dar voz" es precisamente no desbordar esfuerzos en señalar su falta de voz o intentos por permitirle expresar su supuesta diferencia. A partir del texto, considero que las distintas disciplinas podrían direccionar los esfuerzos a la creación de espacios y estudios ya no de las particularidades de las "minorías", sino de la diferencia más amplia y general que debe negociar y generar "consensos operativos" en el espacio público (Delgado 2007, 183). De esta manera, no hablar de las diferencias y sus representantes, si no de un universo cuya diferencia no se puede categorizar de manera simple.
Con respecto a la última pregunta formulada en el comentario de John, pienso que se podría pensar en la conectividad y nuevas herramientas como más opciones de espacios en donde, tomando los conceptos de Goffman, se pueda ejercer la voluntad como"función para que se pueda llevar a cabo el doble papel de las reservas" (Goffma 1979, 77). Así, creo que la conectividad puede dar a los agentes esa oportunidad de creación de espacios donde se puedan propiciar contactos que ellos deseen mantener, aquellos contactos de otra manera estarían limitados por factores de distancia física. Muchas veces, sin estas herramientas, muchas personas que están físicamente distanciadas de sus seres de confianza o aquellos con los que comparte interacciones afectivas o de afinidad ideológica, estarían condenadas a un único encuentro con los otros delimitado por las negociaciones operativas que regulan la convivencia en los distintos espacios públicos.
Saludos!
B Troccoli