lunes, 20 de febrero de 2017

Curso: Historia y Antropología Urbana: Habitar, el espacio desde los sujetos
 
Sesión 13: El barrio.






 El barrio es una de producción socio-espacial llena de ambivalencias: es la porción de ciudad que se vive como privada y a su vez es una proyección de lo privado hacia el espacio público. Su tejido social ha sido el soporte de la comunalidad de las grandes metrópolis desde inicios del siglo XX, y a su vez sus transformaciones contemporáneas muestran su importancia en la valoración de la homogeneidad social anhelada en als tendencias segregacionistas. Para las agendas de políticas locales y ONG's la participación barrial es prioritaria en la definciión de estrategias de transformación urbana.

13 comentarios:

  1. Los valores que encierra el concepto de "barrio" no se dan de manera aislada, pues forman una estructura que está en constante transformación y movimiento, y que gira alrededor de un eje axiológico de la identidad "barrial". De qué manera la espacialidad y la historicidad inciden en esta dinámica ?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el barrio se materializa un diálogo entre lo privado y lo público. Lo privado como algo interior, tanto en el sentido mental, propio, es decir en la subjetividad de una persona, como en su espacio físico, íntimo. Lo público, por otro lado, es donde se lleva a cabo la dinámica social, representa lo exterior, lo que se puede compartir. No es lo mismo, sin embargo, hablar de barrio que de otros espacios urbanos, porque en el barrio prima lo social, en el barrio no existe el mismo anonimato que en el resto de la ciudad, pero tampoco existe el mismo nivel de aislamiento que hay dentro del hogar. Un barrio se vuelve un espacio cotidiano, familiar, pero también público, y encapsula, por lo tanto, valores y dinámicas comunitarias. Estas dinámicas son construcciones históricas que van mutando en el transcurso del tiempo y la manera en que los valores allí son determinados depende de muchos factores relativos al contexto y a quienes habitan el espacio. Dentro de toda la diversidad de estos procesos, es posible afirmar que el barrio se convierte, al menos en comparación con el resto de espacios urbanos, en un escenario, o un espacio, que permite la ocurrencia de distintos hábitos y por lo tanto permite la formación de una estructura de prácticas urbanas, o ejercicios espaciales.

      Eliminar
    2. El tejido simbólico alrededor del concepto barrio marca la distancia entre lo que se es y no es, de ahí que la espacialidad y el tiempo son el referente en la construcción de identidad barrial. En cuanto a espacialidad, En su investigación Ariel Gravano entrevistó a actores sociales de un barrio, quienes en su discurso marcan fronteras como con expresiones como “aquí es tranquilo” que buscan diferenciar al barrio, de otro barrio que se encuentra quizá cruzando la calle. Mientras que al tiempo, las entrevistas realizadas Gravano expresan la nostalgia por el pasado, como “antes éramos más barrio”.

      Eliminar
  2. Pierre Mayol sostiene que el cuerpo es portador de una petición que lo "censura" ya que lo somete al orden de la "conveniencia" al imponerle controles que le hacen presentable ante el espacio social, la "conveniencia" tiene un carácter coercitivo sobre el cuerpo. En este sentido se podría decir que la "conveniencia" toma plena vigencia en el espacio del barrio, mientras que el sujeto cuando sale de este espacio social y se adentra en la ciudad, puede ejercer de cierta forma el derecho al "anonimato", dejando a un lado las obligaciones y los beneficios de la "conveniencia".

    ResponderEliminar
  3. Me resulta interesante la concepción a partir de una cuestión más semiótica y a la vez pragmática (hic et nunc) que Mayol hace de la categoría barrial. En muchos momentos me ha recordado a la situación que se vive en un pueblo pequeño, el barrio hace de contenedor identitario a la vez que hace de represor cotidiano.
    Me da pena del texto que no haya aprovechado el contexto de hablar de sexualidad precisamente para romper la idea de la heteronorma, más bien la reifica y la pone como lo cotidiano, sin ningún planteamiento mayor, confundiendo además género y sexo. De cualquier modo, sí me parece interesante el análisis de como se construyen los límites de la convivencia barrial a través de una práctica cotidiana, como un habitus, pero que se establece en el momento.

    ResponderEliminar
  4. Francisca Pérez (2013) sostiene que "la relación que construye la élite con las personas vinculadas a las labores domésticas, responde o da cuenta de una matriz cultural tradicional, cuya raíz descansa en las relaciones patronales que se desprenden de la hacienda, las que incluso perduran en la actualidad." Manifiesta que la presencia de las "niñeras" en los parques tomando el papel de "madre" con el niño, de una u otra forma constituye una extensión del espacio privado en el público. En este sentido, se podría plantear que la servidumbre de alguna forma ejerce cierto poder simbólico en las dinámicas cotidianas de la vida privada?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Duhua y Giglia (2008) sugieren que para la Ciudad de México las diferencias y las desigualdades forman parte de la experiencia de sus habitantes tanto en el ámbito privado como en el público. Esto lo conecto con el interrogante de Betty, cuando los autores aseveran que “las relaciones interculturales de desigualdad llenan la experiencia del espacio privado y la vida familiar. En México existe una interculturalidad histórica en la esfera doméstica y privada, por la vía del mestizaje y de las relaciones de servidumbre” (p. 37). Adicionalmente, tanto la desigualdad como la interacción que presuponen las relaciones de servicio “es vivida como inevitable y casi natural por ambas partes, pasando a formar parte de lo que es tan obvio que se vuelve invisible” (p. 38).

      Eliminar
  5. El barrio, en definitiva, es la expresión de lo cotidiano en el espacio público. El texto de Mayol es revelador en ese sentido cuando menciona que en el barrio hay "comportamientos cuyo sistema es visible en el espacio social de la calle y que se traduce en la indumentaria, la aplicacion mas o menos estricta de codigos de cortesia (saludos, palabras "amables", solicitud de "nuevas"), el ritmo del caminar, el acto de evitar o al contrario de usar tal o cual espacio publico" (Mayol 2006). De otro lado se propone la idea de un barrio como el espacio en el que se "comparten" con algunos interlocutores, compromiso que se hace visible a partir de la proximidad que existe y la repetición. También es, desde mi percepción, y usando el texto de Pérez, notar que la transformación del espacio público, de algún modo, tiene influencia en lo privado. Así mismo vale señalar que esas tendencias segregacionistas que menciona Alfredo no se dan solo en el plano de lo público, de lo barrial, sino que aparecen y potencian en la vida doméstica y al interior del hogar.

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Respecto a la pregunta que plantea Betty sobre las relaciones con el espacio en la construcción conceptual del barrio, me parece importante destacar la definición espacial de barrio que propone Mayol, según la cual el barrio se configura como un espacio intermedio entre el dominio de lo privado o el espacio personal, y el espacio o el dominio de lo público. En ese sentido, pienso que también las relaciones entre cohabitantes y las convenciones culturales en las que se manejan los moradores están configuradas en el marco de esta dialéctica espacial; en ese sentido podríamos pensar que, tal y como el barrio, como espacio, se balancea entre personal y público, así mismo, al menos en gran medida, el habitar un barrio, y sobre todo el cohabitarlo con otras personas, implica una serie de intercambios, negociaciones, imposiciones o acuerdos (explícitos o implícitos) entre estas personas que lo habitan en aras de, según lo que persigan estos habitantes, afianzar el espacio del barrio más cerca el dominio de lo personal o de lo público.

    ResponderEliminar

  8. Siendo en efecto una producción socio espacial, lo cual evidentemente no solo se reduce o queda en el imaginario retorico, sino que es y se constituye en un hecho real de convivencias e interrelaciones continuas, vicisitudes, contrariedades, conflictos, alegrías, etc. La gente que es de la barriada, no solo aquella, que vive en la cuadra del barrio, sino me refiero a esa persona que a más de habitar fríamente, también interactúa de manera continua con sus habitantes, estos vienen a constituirse y simbolizar a la familia, en muchas ocasiones con lasos afectivos más fuertes y solidos que la propia familia consanguínea, de ahí salen los compadrazgos, apadrinamiento, noviazgos, etc. Por lo general y por experiencia propia considero que este hecho se suscita en sectores populares, urbano marginales, por ejemplo en la costa, estos sectores se sitúan en las lomas o en las riberas de los ríos; es aquí donde considero que fluyen en forma consecuente y natural, la homogeneidad y heterogeneidad, a la que se refiere (Ariel Gravano 2015); cuando existe una desarrollada identidad y empoderamiento de sus habitantes, hasta el punto de socavar e encubrir ciertos hechos de pronto reñidos con la norma de la juventud que allí habitan, diciendo el conocido estribillo…”es un buen muchacho”….”es de buena familia”….”es muchacho de barrio”….”pobre pero honrado”…

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  10. Desde la etnografía de Giglia, se piensa en la estrecha relación entre vecinos-condominios. Aquella, en cuanto implica una relación con las instituciones locales y un ejercicio de toma colectiva de decisiones, es un aspecto importante en la cultura urbana y contribuye a producir y reproducir el sentido de pertenencia a la realidad local barrial y a la ciudad. El condominio, a pesar de sus limitaciones, se convierte en el espacio de interacción cotidiano entre los vecinos. El fino ojo de Giglia se percató del contraste entre la percepción fuertemente negativa de los dirigentes de la comunidad y la percepción satisfactoria de algunos de los habitantes en su nuevo lugar para habitar. Por ello, establece como nuevo objetivo de investigación conocer las relaciones de apropiación del espacio. Me resulta muy oportuna la propuesta metodológica que presenta. Su hipótesis de trabajo es que el estudio de microunidades sociales y sus formas de apropiación del espacio es lo que podría permitir comprender el desarrollo de un sentimiento de pertenencia e identidad del espacio, al menos de manera embrionaria. Giglia buscó comprender la percepción que los vecinos tenían de Monteruscello, para a partir de ello comprender por qué desarrollaban ciertas prácticas de apropiación del espacio, o no. Creo que su propuesta podría servirnos para pensar en los sentimientos de pertenencia que generan los barrios.

    ResponderEliminar